Muchos años atrás, cuando Jack Sparrow era muy joven, el capitán de un buque español perseguía y castigaba a los piratas del Caribe, en venganza por el asesinato de su padre y su abuelo. Salazar, dicho capitán (nuevamente Javier Bardem en el rol de malo), era implacable; su solo buque era como la Armada Invencible, hasta que tuvo la mala suerte de cruzarse con el Perla Negra. Entonces, Sparrow, mediante un ardid, logró eludir al buque de Salazar y enviarlo directo, fuera de control, hacia el Triángulo: un lugar maldito que atrapa a sus navegantes y los convierte en fantasmas.
Pero Salazar no es el único fantasma del quinto episodio en la saga Piratas del Caribe. El film empieza cuando el niño Henry Turner se arroja al fondo del mar para visitar a su fantasmal padre Will (Orlando Bloom), a bordo del hundido FlyingDutchman; Henry volverá años más tarde a las mismas costas, buscando devolver la vida a su padre. Para Will Turner, como para Salazar, la respuesta está en descubrir un arma legendaria y mágica, sólo aludida en libros, llamada el Tridente de Poseidón. Y quien tiene la brújula para hallarla es, obviamente, Jack Sparrow.
El nuevo film protagonizado por Johnny Depp ha sido cruelmente tratado por la prensa debido a sus vaivenes narrativos y exceso de efectos especiales, pero es en general, y por algunas escenas aisladas, un repunte notorio respecto al insulso cuarto film. Luego del episodio de Henry y su padre, la película nos lleva unos años adelante, a un puerto del Caribe donde un borracho Depp/Sparrow intenta robar el tesoro de la ciudad con ayuda de un puñado de piratas subalternos. Esta escena es particularmente simpática y acaba con Depp en la cárcel, donde conocerá al crecido Henry (BrentonThwaites), con un cameo de Paul McCartney como otro pirata tras las rejas. A ellos se suma la valiente Carina Smyth (KayaScodelario), que huye de la ciudad, acusada de bruja, y que cuenta con suficiente información para hallar el Tridente de Poseidón.
Mientras tanto, Salazar escapa del Triángulo y, con su cuerpo carcomido, como el de toda su tripulación, arrasa con todos los piratas que aparecen en su camino hasta hallar a HectorBarbarrosa (Geoffrey Rush), a quien presiona para sacarle información sobre el paradero de Sparrow.
Los ardides de Carina, por su lado, ayudan a Henry y el ebrio pirata para escapar de las autoridades y, una vez en el mar, la magia logra que el Perla Negra, reducido a un barquito de botella, recobre su tamaño original para salir a navegar. Lo que resta es el duelo definitivo entre Sparrow y Salazar, donde hay una sobredosis de efectos digitales. Pese a esto, la escena en que el primero soporta en un bote el acoso de tiburones fantasma, como carcasas voraces, vale la pena, y el film es en sí otra muestra del ingenio Disney para estirar una franquicia sin demasiados contratiempos.