Gran espectáculo, generoso, con buen timing, para toda la familia y el cine de pantalla grande. En esta nueva entrega, Piratas del Caribe parece volver a sus orígenes, después de derivaciones que fueron, a una vez, pasteurizando y solemnizando imperdonablemente una propuesta de cine de aventuras. La venganza de Salazar tiene un jóven héroe que ha vivido obsesionado con romper el hechizo que mantiene a su padre (Will Turner/Orlando Bloom) bajo el mar. Para eso debe encontrar el Tridente de Poseidó, siguiendo un mapa que ningún hombre ha visto pero conoce una astrónoma acusada de bruja. El camino lleva a Jack Sparrow, que no está en su mejor forma, y juntos, pero bastante revueltos, se enfrentarán a Salazar, un muerto vivo en permanente descomposición que interpreta con marcado acento castizo Javier Bardem. La venganza de Salazar es una película de aventuras física, con secuencias de acción chispeantes de buenas ideas puestas en marcha por un elenco que parece divertirse tanto como los espectadores. Y que tiene su espacio para lucirse, a pesar del peso del Jack Sparrow de Depp. Si es cierto que lo hace en piloto automático y está aburrido de su personaje, hay que decir que la repetición de sus manías no aburre aquí, gracias a los buenos chistes que le tocan en un guión atravesado por el buen humor. Los directores noruegos, que tienen en su cv la muy atendible Kon-Tiki, parecen amantes de ese viejo y querido cine de aventuras XL preocupado por entretener y hacértelo pasar bien.