Peter Lord es -junto a su socio Nick Park- una de las cabezas de Aardman, la notable productora británica que creó personajes entrañables como Wallace y Gromit. Luego de un par de incursiones no del todo logradas en la animación digital (Lo que el agua se llevó y Operación regalo), la factoría inglesa intenta con ¡Piratas! Una loca aventura un regreso a las fuentes; es decir, a la animación stop-motion más artesanal. El resultado -sin llegar a las cimas de Pollitos en fuga- es bastante alentador.
La trama aquí es lo de menos (las desventuras de un querible antihéroe con una patética tripulación y un codiado perico que debe demostrar sus condiciones y valía para poder ingresar al concurso del "pirata del año"). Lo que realmente importa es la capacidad de sorpresa, el uso inteligente del humor, la calidad de la animación y esa capacidad única para desarrollar vertiginosas y delirantes escenas de acción que desafían las leyes de la física y la capacidad de asombro. Bienvenida, pues, la vuelta de Aardman al juego que mejor juega y que más les (nos) gusta.