Sergio Acosta es un realizador misionero que va construyendo en sus documentales, un registro de vida de su provincia natal. "Piray 18" junto a "El viento respira" y "Puerto Paticuá" conforman episodios que reflejan la vida de la gente en la provincia de tierras rojas, humedad y tereré. Este cineasta tiene una marcada sensibilidad para captar pequeñas grandes historias y acercarlas al público a través del ojo de su lente.
Hoy, nos toca el fútbol. Pero no cualquier partidito. El encuentro del año para la ciudad de Piray: el superclásico. Davalos versus Mercado. Toda una sana rivalidad.
La historia es la de dos clanes de esa ciudad, que se conocen desde la década del 50´y que han logrado mantener una curiosa tradición. Todos los años, juegan un partido entre las dos familias, en el que sólo pueden participar los miembros de cada una. Sin extraños ni jugadores prestados. Solo los Davalos y los Mercados. Una canchita (sin tribunas), un árbitro (para que no haya suceptibilidades a la hora de los fallos) y mucha pasión por un partido que representa no sólo un desafio futbolero, sino el encuentro entre dos familias amigas que eligen compartir el afecto a través del deporte.
Acosta ha hecho un extenso trabajo de investigación informal para conseguir el material que vemos en la película. Hay entrevistas con familiares y vecinos, extractos pequeños de la realidad cotidiana a la espera del gran evento, todo presentado en forma correcta a la hora de crear la expectativa por el gran match que cierra el documental.
"Piray 18" retrata, con efectividad, cómo es el ser misionero. Pone en relieve que la amistad y el volver al terruño, son elementos fundamentales en esa construcción. Los Davalos y los Mercados pueden estar viviendo en otros lados, pero a la fecha del partido, todos vuelven y sacuden la vida pueblerina con un partido de gran valor emocional.
Los últimos veinte minutos, Acosta logra un plus extra. Sabemos que los Dávalos han perdido los últimos 7 partidos y los Mercado buscan revancha. La respuesta, la veremos en la cancha, junto al pueblo de Piray que respira fútbol y se emociona a cada instante por el evento.
Buena realización para un director que sigue sumando a la hora de compartir con el gran público lo que sucede en su tierra.