Pese a contar con un arranque oscuro y poco auspicioso para nuestros protagonistas, la opera prima de Jazmín Stuart amanece tanto para el publico como para los protagonistas cuando estos últimos deciden salir a la ruta en búsqueda de sus verdaderas identidades dando inicio así a una emotiva y entretenida road movie.
Dos hermanos distanciados (unos enormes Juan Minujin y Erica Rivas) reciben en un momento inoportuno de sus vidas una inesperada y tragicómica noticia: su padre (interpretado por el gran Hugo Arana) se encuentra internado en un hospital del interior tras sufrir un accidente bajo extrañas condiciones.
Con tintes dramáticos muy certeros y muchos pasajes cargados de la comedia más eficaz que vio el cine argentino en los últimos años, la opera prima de Stuart se consolida como una excelente road movie que no tiene miedo de incursionar en nuevos terrenos ni de seguir explotando lugares comunes y casi siempre necesarios en esta clase films.
Apoyándose en los excelentes trabajos de sus protagonistas y en un apartado técnico donde la fotografía y la banda sonora se convierten en aliados indispensables (la sensibilizadora música de Guillermo Guareschi y la hermosa fotografía de Daniel Ortega son dos puntos muy altos), la película de Stuart realmente cumple con creces sus principales objetivos: divertir y emocionar de forma genuina.
“Pistas para volver a casa” se erige como un juego de palabras que hace referencia no solo a esa búsqueda personal que llevan adelante nuestros protagonistas, sino también a esa inesperada aventura que emprenden impulsados por el amor y la nostalgia hacia su infancia y hacia un personaje más que especial dentro de sus vidas.
Una “búsqueda del tesoro” que tiene como premio un tesoro tan valioso y entretenido como personal.