Un hombre perdido en sí mismo
“Pistolero” (2019) es una película dramática nacional con aires de western que está dirigida, escrita y producida por Nicolás Galvagno. Protagonizada por Lautaro Delgado Tymruk (Gilda, no me arrepiento de este amor), el filme fue filmado durante cuatro semanas en el departamento de Lavalle, Mendoza. Presentado en BAFICI, completan el reparto Diego Cremonesi (Monzón), Sergio “Maravilla” Martínez, María Abadi y Juan Palomino.
Ambientada en la época de los 60, dictadura de Juan Carlos Onganía en Argentina, la historia sigue a Isidoro Mendoza (Lautaro Delgado Tymruk), un hombre que actúa como un Robin Hood moderno junto a su compañero Tano (Diego Cremonesi) y su hermano Claudio (Sergio Martínez), el cual está recién salido de prisión. A través de un raid delictivo en el interior rural, el grupo se dedica a robar negocios y casas para luego repartir las ganancias al pueblo. Sin embargo, Isidoro no está conforme con la situación en la que se encuentra. Cuando aparece Sofía (María Abadi), una maestra que llegó de Buenos Aires, Isidoro comienza una relación con ella que lo mantendrá con los pies sobre la tierra. No obstante, Maidana (Juan Palomino), policía del lugar, no se dará por vencido hasta dar con estos criminales.
Inspirada en la vida de los hermanos chaqueños Isidro y Claudio Velázquez, asaltantes que se convirtieron en un mito que perdura hasta la actualidad por su capacidad de esquivar las balas, este filme más que uno de acción se trata de un drama existencialista contemplativo que en varias circunstancias carece del ritmo necesario para mantener atrapado al espectador. Esto sucede en mayor medida debido a que es difícil captar qué es lo que pasa por la mente del protagonista. Callado y pensativo, es claro que Isidoro no está contento con la vida que lleva y que siente algún tipo de tormento sobre su pasado. Sin embargo, desde el guión no se nos da la información suficiente como para lograr empatizar con él, aparte de que nunca se lo muestra repartiendo el botín a los más necesitados.
Con planos secuencias inmersivos y actuaciones de personas de la zona (no actores) tanto en el principio como en el final, el cual es bastante simbólico, la película cuenta con escenas de tiros muy bien realizadas y encuadres estáticos visualmente bellos. La relación que van construyendo Isidoro y Sofía es otro de los puntos a favor del filme, ya que el director prefiere enfocarse más en las acciones que en las palabras, mostrándonos cómo es el tacto en la pareja mientras que él le lava el cabello o cómo son sus miradas.
A pesar de que le sobran varios minutos, “Pistolero” consigue dar un buen retrato de esa época donde la libertad no existía por estar bajo un gobierno de facto. Si el pueblo hubiese tenido un rol mayor dentro de la trama o si se hubiese explorado más sobre el pasado familiar de Isidoro y cómo pasó a vivir en la marginalidad, la película podría haber tenido mejores resultados.