“Pistolero” es un western estéticamente y conceptualmente, sólo que en lugar del Oeste de Estados Unidos se trata del Oeste argentino. El director Nicolás Galvagno trasladó el equipo de rodaje al paisaje agreste del Secano Lavallino, en Mendoza. Allí instaló a Isidoro (Lautaro Delgado), un delincuente con fama de Robin Hood y poderes sobrenaturales; su hermano Claudio (Maravilla Martínez) y Giuseppino (Diego Cremonesi), el trío que asalta a agricultores y en la huida deja algo del botín a los habitantes de ese desierto que lo reciben con respeto, temor y gratitud. El filme no pretende hacer una pintura romántica de los personajes ni de las condiciones de pobreza en las que viven las personas de la zona. Al contrario, Isidoro confiesa que no es un santo, que él roba y también mata y lo seguirá haciendo. Galvagno acierta en la fotografía y en la descripción de unos personajes que, a un lado y otro de las balas, quedan solos ante lo que les depare la vida.