Pixeles

Crítica de Cristian Olcina - 100% Cine

Pixeles es un filme que viene en el tsunami de la nostalgia que está llegando al mundo, con epicentro en Hollywood. Ya tuvimos Jurassic World, Terminator 5 y otros filmes que apelan al sentimiento de amor por experiencias pasadas, cuando las cosas eran distintas. Este filme a diferencia de los otros mencionados, no se construye sobre el recuerdo de otros filmes, sino sobre la experiencia que muchos tuvimos jugando a las maquinitas de video juego en la década del 80, algo que nos marcó, y una actividad que era social a diferencia de la era Play Station de hoy, algo que el filme se encarga de resaltar.

El filme es efectivo en cuanto a esa llamado a la nostalgia y logra darnos ganas de volver a jugar esos juegos arcaicos desde el punto de vista de un niño actual, sin embargo son los verdaderos clásicos que son los cimientos de la cultura gamer hoy, una cultura bastante distinta a la de hace 30+ años atrás. Cuando salimos de la sala nos da ganas de ponernos en la PC con el MAME, el emulador que permite jugar esos videogames, ante la falta de un salón cercano con máquinas con fichas.

Más allá de esta apelación de la nostalgia, el filme no es tan efectivo fuera de ese contexto, aun así, para ser un filme de Adam Sandler es bastante digno, y hasta se podría considerar muy bueno inclusive si el propósito es entretenerse. La experiencia de visionado en la sala demostró ser un momento muy divertido y con bastantes risas; más de las esperadas, de hecho. La audiencia se enganchaba con la historia y acompañaba muchos de los chistes explícitos, sin embargo una porción de los mismos son para un público muy específico.

El guion es un poco vacío de contenido, y no lo llena al espectador de la misma forma que otros filmes familiares, está más a la altura de un filme para entretener niños, que para alguien que además de risas, quiere llevarse algo a la salida del cine que le sirva para su vida. En ese sentido pierde enormemente frente a otras propuestas más interesantes y profundas como Intensa-Mente con quien comparte cartelera. La historia de amor es básica, previsible y poco imaginativa más allá de cierto giro argumental un tanto sorpresivo que se da en las primeras escenas. Y muchas cosas no quedan bien explicadas sobre como funciona la trama, pudiendo ser huecos del guion.

La idea es interesante y genera imágenes que son así también. Cuando unas imágenes de videos juegos del 82' son enviadas al espacio, una raza alienígena malinterpreta el mensaje como una invitación a una competencia donde se pone en juego el planeta entero, pero esta competencia es con personajes y cosas de los videos juegos transformados a figuras de la vida real, como cuando aparece Donkey Kong por ejemplo, tirándole barriles a nuestros protagonistas humanos. Algo curioso que le da el nombre al filme es que las figuras extraterrestres basadas en video juegos son pixeladas, o sea como que no tienen buena resolución, al tener los mismos una configuración basada en grande cuadrados, que en realidad no son píxeles, algo que significa el mínimo cuadrado de color en una imagen en dos dimensiones, sino que aquí son cubos, o sea lo que serían píxeles tridimensionales, o sea “vóxeles” denominados correctamente; así se debería llamar realmente el filme, pero nadie sabe que es un vóxeles saliendo de ciertos círculos de diseño 3D.

La película llega con la maldición de estar protagonizada por Adam Sandler, un actor que ha sabido juntar fama de participar en filme muy malos, y eso le juega en contra a la hora de leer críticas o de presuponer la calidad del filme, algo muy llamativo es por ejemplo que en pósteres y displays, en vez de salir Sandler sale Pac-Man, que pareciera tener mejor fama que el actor en cuestión. Sin embargo el filme no queda maldecido en sí, más allá de los prejuicios, el papel de Sandler es correcto, no tiene ninguna voz insoportable, no se hace el tonto, ni es estúpido; algo que se agradece, inclusive es gracioso en sus diálogos que tienen cierta chispa y cierta picardía. Pero no deja de hacer de Adam Sandler, sin construir un personaje que sea realmente nuevo. Peter Dinklage en cambio tiene un personaje más interesante un poco ajeno a los que nos tiene acostumbrados, haciendo de un antiguo campeón mundial de videojuegos convertido en delincuente, pero el papel no está a la altura de sus dotes actorales, y es un personaje que en sí mismo no es muy gracioso.

La más interesante característica del filme es que visualmente es un filme muy impactante en sus efectos, y a su vez es creativo, con un excelente diseño de producción y una traslación de las imágenes archiconocidas de esos videos games clásicos a imágenes tridimensionales que si bien son fieles a los diseños originales también se ven bastante originales y novedosos en su traslación a la mezcla con la vida real. Seguramente desde el punto de vista legal deben haber hecho sus buenos trámites para conseguir las licencias de todos los personajes y juegos que se ven.

En escenas donde los videojuegos invaden y empiezan a destruir famosas ciudades norteamericanas se agradece la originalidad de que estos aliens sean en forma de videojuegos, y dándole un toque creativo e interesante a las secuencias, ya vimos demasiadas veces a Nueva York como campo de batalla, y con el estándar de Los Vengadores y de El Hombre de Acero bastante reciente, es difícil hacer una secuencia de destrucción alienígena que se sienta original, creativa e interesante, sin embargo este filme logra ese cometido, pero las secuencias mencionadas no son verdaderamente épicas.

Hay una breve escena donde el director Chris Columbus, que tiene un extenso currículum en filmes familiares se luce, junto con el 3D del filme. Es un momento donde dos personajes juegan en una competencia en sendas máquinas arcade y se los ve de frente mirando la pantalla y sobre impresas en 3D y usando creativamente el espacio fuera de la pantalla y la profundidad se ven imágenes de los juegos, de los personajes, los puntajes etc. Eso produce un efecto 3D excelente que nos muestra como nos compenetrábamos cuando jugábamos de chicos y el resto del mundo y todos los estímulos estrenos parecían desaparecer. Si todo el resto del filme tuviera esta creatividad, uso de los recursos y dirección sería una obra maestra; lamentablemente no es el caso.

En definitiva Pixeles es un filme que puede gustar bastante pero es difícil que vaya a encantar, es un filme efectivo en muchos aspectos como la nostalgia y la risa pero deja gusto a poco al salir. Es una mezcla de un guion básico y previsible con interesantes imágenes y diseños. Es un filme absolutamente obligatorio de ver para los gamers, y absolutamente prohibido para los que odian a la ciencia ficción, a las películas fantásticas y a los videojuegos. Metan su ficha y hagan su propia apuesta.

Cristian Olcina