Terror argentino y clase B
La república separatista de Haedo vuelve a ser escenario de la gran saga del cine de género hecho en Argentina. Farsa Producciones lo hizo de nuevo y a quince años del estreno de la primera parte, la historia cierra su círculo y la aventura se transforma en broche de oro, con más sangre que nunca, más acción y más producción.
Hernán Sáez encabezó un grupo de trabajo que puede estar orgulloso de haber llevado al cine independiente a otro plano. El concepto indie del cine argentino suele estar asociado a un tipo de cine que es el que protagoniza los festivales (de aquí, de allá, de todas partes), el que recibe el calor de los mecenas oficiales y privados, y el que suele ser tenido en cuenta por la intelligentzia de la prensa especializada. Farsa pateó el tablero hace ya muchos años y así como Plaga Zombie es una muestra cabal de hasta dónde se puede llegar, el resto de lcine de género le debe mucho a esta productora, hoy ícono de las B movies de las pampas.
Plaga Zombie: Revolución Tóxica tiene no solo falsos walking dead sino que además tiene muy logrados pasos de comedia (el gran antihéroe del film, a cargo del propio Sáez, "cría" a un zombie), excelentes secuencias de acción trepidante y hasta un gran momento musical, como si pudiéramos soñar con una versión Broadway de la saga.
En este contexto, destacar la heroica labor de Sebastián "Berta" Muñiz en la piel del todopoderoso John West, es ocioso, apenas un detalle dentro de un largometraje que es puro trabajo en grupo y pulmón contra la corriente, esa que dice que el cine tiene que contar lo que ya sabemos que puede contar, y no otra cosa. Celebremos la otredad, entonces.