Tengo la creencia de que las críticas pueden ser totalmente objetivas desde el punto de vista de análisis, siendo solo su puntaje y recomendación la parte subjetiva. Pero esta vez no puedo mantenerme dentro de esos límites por una simple razón: la saga de Plaga Zombie es una parte importante de mi vida, la cual me llevó a decidirme a ser un cineasta. La primera de ellas, un proyecto que realizó un grupo de jóvenes de 18 años, fue una sorpresa para el cine de género en Argentina. Este conjunto, que se denominaría Farsa Producciones, logró algo que parecía imposible para la época: llevar una épica historia de terror y fantasía a grandes proporciones de forma barata y divertida.
Así, con casi nada de presupuesto, y editando en cámara, la primera Plaga Zombie se convirtió en un clásico de culto. Un punto de referencia para la producción nacional desde el cual se puede empezar a hablar de cine de género fantástico en el país.
Unos años después surge Plaga Zombie: Zona Mutante, la segunda parte de esta epopeya. Farsa entonces demuestra todo lo que ha cosechado luego de los estudios tanto en cine como en la producción de sus videoclips. La acción es mayor y el despliegue visual es diez veces más importante que en la anterior oportunidad. Un nuevo clásico de género había nacido en Argentina. Luego de ver estas dos películas comprendí que había potencial en nuestro país para hacer un cine diferente, por ende les tengo un afecto muy grande por todo lo que me enseñaron en su momento.
El pasado 30 de marzo entonces llegó el día del final de la saga. Luego de 11 años, se estrena la última parte de la serie Plaga Zombie con el subtitulo Revolución Tóxica. En esta ocasión ya estamos plenamente conscientes de que la invasión es, en realidad, de extraterrestres y que el FBI es conocedor de todo esto. Es el trabajo de Bill, Max y John introducir a un muerto vivo lleno de explosivos (llamado el zombie de Troya) dentro de la nave madre para destruirla. Pero no todo es tan fácil pues esta entrega verá a sus protagonistas en su momento más débil. John West, famoso luchador, ahora duda de su fuerza y valentía, mostrando una faceta mas humana que en las anteriores películas. Max se encariña con su "zombie de Troya" llamado Junior, algo que complica aún más la misión. Y Bill debe mostrar su valor y astucia frente a peligros que jamás se había topado en el pasado.
Plaga Zombie: Revolución Tóxica tiene un ritmo frenético. Su hora y media de duración pasa volando entre agitadas escenas de acción, diálogos hilarantes, momentos sin sentido y un musical gratuito que es el punto más alto de la película. Tiene algunos fallos como la presentación de un personaje al comienzo del film que no posee peso alguno, así como la idea de que el FBI está infiltrado por robots alienígenas, algo que no se expande en lo más mínimo, problemas que, no obstante, no hacen que uno pierda la línea general del argumento.
Farsa esta vez puso toda la carne al asador, pues visualmente es impactante. Muestra así que con solo una porción de lo que cuesta una película como El Secreto de sus ojos se puede hacer un film lleno de efectos visuales y perfectas coreografías. No bastan las referencias cinéfilas sino que también encontramos muchas de ellas para los cómics y videojuegos, algo que se ve acentuado con una paleta de colores tan fuerte y vivaz que de momentos hace pensar que uno está en presencia de una historieta en pantalla.
De a ratos el apartado sonoro se pierde con algunos sonidos que están fuera de lugar o que por momentos son inexistentes, pero esto se ve compensado con una increíble banda sonora realizada por Pablo Vostrouski que acompaña magistralmente cada momento del film.
En conclusión, Plaga Zombie: Revolución Tóxica es, por lejos, la mejor de la serie. Los héroes de la película, estos tres amigos, son héroes de cómic, héroes de videojuegos, héroes cinematográficos. Son también, junto al equipo de producción, héroes dentro del cine en Argentina. Gracias a ellos, tanto yo, como muchos otros cineastas en el país, podemos ver que hay formas de hacer cine de género. Solo hay que tener el coraje y las ganas de hacerlo, no importa lo que digan o los límites que impongan. A Farsa Producciones esto nunca le importó, y por ello hoy son referencia en nuestra industria cinematográfica.