Hace algunos años asistí por primera vez al BARS (Buenos Aires Rojo Sangre) el festival de cine de terror y fantástico. Ese día me entregaron en la puerta un flyer como los que normalmente se entregan para ir a ver bandas, el flyer anunciaba "La primer película de zombies hecha en Argentina", el nombre Plaga Zombie quedó dándome vueltas en la cabeza hasta que tiempo después vi la película. El viernes 30 se estrenó Plaga Zombie: Zona Mutante. Revolución Tóxica y puedo decir que ésta tercer entrega de la saga resume todo el espíritu del cine de FARSA y la evolución de ese espíritu a lo largo de 15 años de profesión.
Revolución Tóxica muestra al médico Bill Johnson (Pablo Parés), el luchador John West (Berta Muñíz) y el científico Max Giggs (Hernán Sáez) tratando de detener la invasión alienígena ésta vez con un plan concreto, ellos ya no son los mismos, ya no van de acá para allá tratando de sobrevivir, matando zombies y escapándose del FBI que desea eliminarlos, ellos encontraron su verdadera identidad, son héroes y desean demostrarlo. Ésta búsqueda de la identidad, tan presente en Revolución Mutante refleja la misma búsqueda de FARSA desde el estreno de la primer Plaga Zombie hasta hoy en donde se encuentran consolidados como una de las productoras más creativas a nivel audiovisual.
Plaga Zombie: Revolución Tóxica mejora por lejos a sus predecesoras, la técnica de Pablo Parés y Hernán Sáez evolucionó muchísimo y eso se nota en cada puesta de cámara, la narración continúa siendo tan fluida como en la primera y eso es bastante complejo de lograr teniendo en cuenta que ésta presenta más historia e incluso aparecen conflictos internos en los personajes, la manera en que están hiladas las situaciones es genial. Plaga Zombie: Revolución Tóxica nos brinda mucho más humor, peleas muy bien coreografiadas y mucha más sangre, además de un musical y algunas escenas que quedarán impregnadas en la retina de todo cinéfilo amante de la temática zombie.
En estos años FARSA cambió la perspectiva del cine en Argentina, ahora hay muchísimos realizadores que se animan a hacer películas de forma independiente y sobre todo películas de género, algo que en nuestro país no abunda y que de la mano de unos chicos de 15 años empezó a cambiar. Hoy 15 años después hay festivales y realizadores que se encargan de cubrir esa demanda, aunque las cadenas comerciales no estén dispuestas a "arriesgarse" éste cine sigue creciendo y tomando nuevos rumbos.