Tras haberse estrenado en el Bafici 2009 y pasar por la programación del Malba en julio de 2010, llega a la cartelera argentina Plan B, la ópera prima de Marco Berger. La película, muy bien recibida en todas las instancias y festivales en que se presentó, cuenta un extraño triángulo amoroso que se produce cuando Bruno se entera que Laura, su ex, formó una nueva pareja con Pablo. Sabiendo que no va a volver a estar con ella de forma tradicional, Bruno ejecuta su venganza acercándose al novio para seducirlo y así poder recuperarla. El director encara con un enfoque íntimo y personal el tema de la homosexualidad, tópico al que vuelve en su nueva realización, Ausente, la cual recientemente se hizo con el Premio Teddy en la Berlinale, el galardón más importante para films de temática gay.
A pesar de la falta de sinceridad de uno, el acercamiento entre ambos personajes, muy bien llevados por Manuel Vignau y Lucas Ferraro, es honesto y creíble, una amistad de preadolescentes que de a poco va creciendo. Ellos son la historia y es la química entre ambos la que permite que la película sea tal y pueda durar una hora y media. Es lo “limitado” de la propuesta lo que hace que por momentos se estacione, fundamentalmente hacia la mitad, y pierda un poco de la fuerza inicial. La gran cantidad de diálogos o planos de edificios para cortar de una escena a otra terminan por lentificar aquello que empieza con velocidad insertando el conflicto en sus primeros minutos. Más allá de este aspecto, las actuaciones junto a un buen trabajo de guión y dirección, así como el final perfecto, permiten que Marco Berger exponga un bromance en forma original, sin los clichés que suelen surgir al abordar la homosexualidad masculina, y que de a poco adquiera el componente sexual que disuelve esa amistad entre hombres para que de paso a algo más.