Los dos últimos solteros de un grupo de amigos descubren que jamás podrán confiar en otra persona más de lo que lo hacen mutuamente entre ellos. Decididos a tener un hijo, dividiéndose las responsabilidades en un cincuenta por ciento y sin dejar que el amor se cuele en la ecuación, se ponen en marcha para no quedar rezagados en comparación con sus amigos más cercanos. Sin embargo, las responsabilidades que conlleva la llegada del bebé harán que todo el plan perfecto se desmorone en pocas semanas.
Dirigida, protagonizada y escrita por Jennifer Westfeld, el filme retrata esa época en la cual nuestras personas más cercanas se convierten en padres y uno ni siquiera comenzó a embarcarse en ese viaje. Siempre es bueno ver en la pantalla grande aquellas situaciones reales (y a veces un poco exageradas) por las que atravesamos en la vida real, y si eso se logra con un excelente timing para la comedia, aún mejor.
Westefled se rodeó de un sólido equipo integrado por Maya Rudolph, Kristen Wiig, Adam Scott, Megan Fox, Ed Burns, entre otros, para plantear un tema central en los treintañeros: la imposibilidad de tener amor, felicidad e hijos al mismo tiempo. Al parecer, la combinación ideal sólo supone elegir dos de estas opciones.
Lamentablemente, cuando el guión se empieza a tomar demasiado en serio a si mismo, comienza a perder la fluidez, la espontaneidad y la comicidad que había ganado gracias a la experiencia de todos los intérpretes tras años de sitcoms y programas humorísticos.