“Playmobil: La película” es una película francesa dirigida por Lino DiSalvo y escrita por Blaise Hemingway, Greg Erb y Jason Oremland. La película llega este 10 de octubre a los cines argentinos.
Cuando se anunció que habría una película sobre LEGO, la mayoría de los cinéfilos y espectadores pensaron que esto solo era otra mala idea. Curiosamente, “La Gran Aventura LEGO” terminó siendo un gran éxito crítico, taquillero y un buen producto para las audiencias. Con la cinta de PlayMobil sucedió lo mismo, salvo que ahora no hay necesidad de argumentar tanto porque el film fracasa.
La cuestión de la mala nota sobre “Playmobil: La Película” no es necesariamente por el famoso juguete Playmobil en sí, sino porque su largometraje no innova, no muestra nada que no hayamos visto ya en las películas de LEGO. Esta película solo trató de copiar el modelo de éxito de la primera de LEGO y, sinceramente, no funciona.
Las actuaciones son muy planas, no transmiten lo que deberían cuando pasan por distintas sensaciones como felicidad, angustia, curiosidad, etc. Los chistes, situaciones y referencias de la película, aunque no lo crean, están más enfocados en el público adulto, son muy clichés y muy pocos terminan ser divertidos. Para los nenes chiquitos sí puede funcionar, pero lamentablemente no hay nada nuevo que ofrecer.
La trama de la película es una constante montaña rusa en cuanto a la narración de todo lo que está pasando durante 90 minutos. Un primer acto demasiado exagerado y hecho a las apuradas para introducirnos de lleno en el segundo acto, que logra ser el más decente de todos, tomándose los tiempos necesarios para explicar todo el contexto; para luego terminar con una resolución demasiada rápida y dejando los mensajes de “amor, amistad y unión en la familia” que no conectan con el espectador.
Párrafo aparte para hablar sobre los números musicales que presenta el film. No funcionan y no son pegadizos, tal como sucede en las películas de LEGO, salvo una sola canción: “Todo es Increíble”.
En resumen, “Playmobil: La Película” funciona a medias como un producto de entretenimiento para los más pequeños y directamente no arranca para el disfrute de los adultos.