En tiempos en que la maquinaria de Hollywood produce películas de cuanto superhéroe o juguete haya provocado la fascinación de masas, era esperable que en algún momento llegara el turno de trasladar a los legendarios muñecos de Playmobil al mundo del cine. Con una factura de animación a la altura de las circunstancias, los entrañables y variopintos personajes de 7,5 centímetros que han cautivado ya a tres generaciones, tienen su merecido pasaporte a la pantalla grande con una aventura que es absolutamente fiel a la cándida esencia de sus ojos redondos, su articulación mínima, sus manos en forma de U invertida y su sonrisa permanente.
El punto de partida del relato tiene a dos púberes con sed de recorrer el mundo. La adolescente Marla, interpretada por la carismática y ascendente Anya Taylor-John (Fragmentado), incentiva a su hermano menor a lanzarse a la odisea de conocer destinos remotos, pero en un par de minutos esa ilusión se cae a pedazos cuando la policía les anuncia que sus padres fueron víctimas de un accidente fatal. Cuatro años después, y por una pirueta del guión entre arbitraria y juguetona, esta dupla queda inmersa dentro de la dimensión Playmobil, convertidos también en muñecos que se verán envueltos en una huracanada peripecia que incluye personajes y lugares muy diversos.
Jugando con astucia con el componente nostálgico, la película incluye piezas icónicas de estos juguetes de origen alemán, como el barco pirata y el set del lejano oeste, combinando vikingos con los que seguramente jugaron niños hoy devenidos en cuarentones, con modelos más acordes a la nueva generación que van desde hadas voladoras hasta un agente símil James Bond.
Con un final que incluye un guiño que apunta a que esta franquicia cinematográfica sea generadora de más capítulos, Playmobil: la película ofrece un mix de referencias de diferentes factorías de animación. Su ritmo vertiginoso está sin dudas dentro de los cánones de las propuestas de Illumination, aunque sin el humor entre absurdo e irreverente de la compañía impulsora de Minions y La vida secreta de tus mascotas. Si bien este flamante estreno apunta de lleno al público infantil, para la platea adulta oficia como un divertimento que conecta con la magia de esos juguetes tan disfrutados durante la infancia.
Dada la crítica coyuntura de recesión por la que estamos atravesando en nuestro país, difícilmente el film motorice una mayor llegada y venta de estos muñecos importados. A diferencia del costo racional que tiene este juguete tanto en Alemania como en varios países del mundo, en Argentina siempre han sido sinónimo de producto elitista. Desde hace algunos meses, en los kioscos de revistas está disponible la colección La aventura de la historia, con la que Playmobil recorre personajes legendarios de las más diversas latitudes del planeta. Quien firma esta nota confiesa que viene sumando estos ejemplares al nutrido pelotón de Playmobils que habitan en cada rincón de su hogar.
Más allá de cualquier fanatismo personal, lo fundamental es que esta propuesta para la pantalla grande no traiciona la matriz ingenua, colorida y pop de los muñecos que han atravesado generaciones. Por lo tanto, es muy pertinente que el pulso narrativo tenga la velocidad de las producciones de Illumination, pero un tono emocional decididamente naif. Por otro costado, el hecho de que los protagonistas queden huérfanos en los primeros minutos del relato, conecta directamente con premisas de algunos de los clásicos de Disney. Es posible seguir acumulando múltiples influencias, pero lo que aquí importa es que Playmobil: la película fusiona todas esas fórmulas y las orienta a homenajear a unos muñecos de nobleza infinita.
Playmobil: the movie / Francia-Estados Unidos / 2019 / 99 minutos / Apta para todo público / Dirección: Lino DiSalvo