Este film dirigido al público infantil probablemente funcione también como una suerte de máquina del tiempo para los adultos. Es que al contar la historia de los hermanos Marla (Anya Taylor-Joy) y Charlie (Gabriel Bateman) y sus aventuras en la tierra de Playmobil, la película funciona como un catálogo de algunos de los juguetes de la infancia de muchos. Por allí aparecen el barco pirata, el Coliseo romano y las naves vikingas de las vidrieras de las jugueterías que sirven como elementos esenciales en ese mundo mágico al que llegan Marla y Charlie, transformados en los muñequitos de plástico tan poco articulados. Aunque toma bastante de las películas de Lego y los recursos narrativos de Disney-incluida la orfandad de los protagonistas-, Playmobil: la película divierte casi tanto como el juego que le dio origen.