Cuerpos que a nadie importan
En Plaza Paris (Praça Paris, 2017) la realizadora brasileña Lucía Murat abre un diálogo sobre el racismo y la violencia estructural a través del encuentro entre dos opuestos: una psicóloga blanca portuguesa y su paciente, una negra brasileña oriunda de una favela de Río de Janeiro.
Gloria, una mujer negra, habitante de una favela, vive bajo la sombra de su hermano preso por narcotráfico y el recuerdo de un padre abusivo. Camila, es una joven psicóloga blanca, de origen portugués, que viajó a Brasil para realizar una investigación sobre violencia en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, donde Gloria, ahora su paciente, trabaja como ascensorista. Ambas guardan secretos. Gloria está deseando confesarse. Camila está atravesada por un silencio familiar. Sus vidas comienzan a interactuar de forma inesperada, violando la pragmática visión de la ciencia humanística occidental.
Lo que desencadenan las confesiones de la paciente le servirá a Murat para trabajar una historia sobre sobre el racismo y la violencia estructural que subyace en Brasil a través de la experimentación del miedo en primera persona. Gloria lo normaliza, Camila lo convierte en paranoia. Las revelaciones de Gloria conforman una imaginaria realidad en la mente de Camila donde la percepción se transforma. Se produce así un cuestionamiento sobre la mirada que se construye del otro, al mismo tiempo que se nos advierte de que estamos hechos de fragmentos de ese otro.
Plaza Paris muestra las contradicciones, las miserias y la violencia que habita en el seno de la sociedad actual a través de una historia potente, con una trama discontinua, fragmentada, concreta, como la propia realidad brasileña. La división ente blancos y negros, mujeres y hombres, pobres y burgueses, brasileños y extranjeros muestra una violencia que se retroalimenta de la deshumanización de los cuerpos, de vidas que no son visibles, de la banalización de la muerte, de historias que nadie quiere escuchar ni contar.