Mezcla de thriller psicológico, denuncia social y drama, la directora brasileña Lúcia Murat vuelve en “Plaza París” sobre el tema de la violencia, un tema que desarrolló en trabajos anteriores. A diferencia de “Casi hermanos”, premiada en el Festival de Mar del Plata de 2005, o “Memorias cruzadas” en las que se refirió a la violencia política, en este caso ofrece un contraste en dos mundos opuestos a través de la historia de Gloria y Camila.
Gloria trabaja como ascensorista en la Universidad, es de raza negra, pobre, vive en una favela de Río de Janeiro, tiene una adolescencia de abuso y un hermano narcotraficante en la cárcel. Camila viene de un mundo de privilegios y además es su psicóloga.
La relación entre paciente y profesional comienza a complicarse cuando Gloria desafía a su terapeuta a tomar simbólicamente su lugar para entender su drama en profundidad.
En la segunda mitad del filme, el miedo y la paranoia invaden a Camila y a la película y el suspenso bien dosificado hasta ese momento se desborda sin que por eso la historia pierda interés hasta el final.