Nunca volarás solo
La primera película animada dirigida por Árni Ásgeirsson retrata el nacimiento y desarrollo del pájaro chorlito llamado Ploey. Con una narración sumamente infantil logra entenderse con facilidad cualquier tipo de problemática planteada al espectador.
Apunta a un promedio de edad por debajo de los 6 años. Por esta razón, no es recomendada para un público adolescente/adulto -como pueden ser las películas de Pixar o Dreamworks– porque se hará lenta y aburrida.
La problemática planteada es poco original. Un animal que pierde a su familia y debe hacer un largo recorrido para encontrarlos, lo cual hemos visto en innumerable cantidad de films, pero sigue siendo efectivo. A partir de la separación con sus seres queridos, Ploey intentará sobrevivir al duro invierno con ayuda de diferentes amigos que encuentra en el camino.
A pesar de la reiterada temática, en el guion hay una fuerte intensión de inclusión. Algo necesario para enseñarle a los más chicos. También se aprecian hermosas referencias a El patito feo (1939) y La dama y el vagabundo (1955), dos producciones clásicas de Disney.
La personalización de los personajes está llevada al extremo para que sean evidentes sus intenciones, tanto en sus diálogos como en sus expresiones. La música por parte de Atli Ovarsson es correcta para la ocasión. Si bien la animación no es como la de los tanques de Hollywood, no desentona con la temática infantil.