Caídos por error
El realizador Doug Liman, el mismo de El caso Bourne (2002) y Sr. y Sra. Smith (2005) se pone a cargo de una historia que mezcla la realidad y la ficción.
Este thriller reúne a dos figuras importantes: una, Naomi Watts como Valerie Plame, una oficial secreta de la División de Anti-proliferación de la CIA y quien dirige una investigación sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq. Y otra, Sean Penn, su marido y ex diplomático Joe Wilson. Ambos se verán arrastrados en una investigación para confirmar una venta de uranio enriquecido por parte de Nigeria.
Claro está que todo comenzará a enredarse más de lo debido cuando la administración de la Casa Blanca ignore sus conclusiones y utilice el tema para respaldar la entrada de Estados Unidos a la guerra de Iraq.
Y aunque Joe escriba un editorial explicando sus conclusiones e iniciando una encendida polémica, nada servirá para parar una avalancha de acusaciones que terminarán revelando el estatus de agente secreto de Valerie en los periódicos y empujándolos a situaciones límites.
La película que se maneja de manera prudente y, como una gran crítica al gobierno de George Bush, entusiasma por su real argumento, pero deja mucho de lado el suspenso y los toques propios de cine de género.
Si bien se destacan las correctas actuaciones de ambos intérpretes y los sólidos papeles que llevan adelante, el film se encamina hacia un público amante de las historias políticas y sociales. Y es muy razonable que muchos ya no recuerden el caso de esta espía que se enfrento con su verdad al gobierno de los Estados Unidos.
Entre un mix de discursos oficiales, grabaciones sacadas de la realidad y con un final encarnado por la verdadera protagonista, Poder que Mata cumple con su objetivo y esclarece un desastre que se pudo haber evitado y salvado muchas vidas.