Medios de guerra
Ya hace casi 10 años que the good americans decidieron invadir Afganistán. Argumentaban que ahí estaba Bin Laden (ahora lo encontraron en Pakistán, un supuesto aliado).
Eso fue el comienzo. Solo Bush y los halcones del pentágono sabían que invadir Irak era el segundo (y principal) objetivo. Uno podría enumerar razones: la deuda pendiente de Saddam luego de la guerra del golfo, el petróleo, necesitaban ganar las elecciones (y que mejor que un republicano para una guerra) y la más clara, para ganar dinero.
Intentando justificar esta invasión hubo una verdadera campaña de tergiversaciones, descalificaciones y mentiras, y esta película (al igual que Green Zone de Paul Greengrass con Mat Damon) trata acerca de ese engaño.
La historia es pública, el gobierno de los EEUU filtró el nombre de una agente de la CIA (en el papel una siempre confiable Naomi Watts) para desprestigiar a su esposo, un embajador retirado (muy buena interpretación de Sean Penn) que había denunciado la mentira expresada por el presidente Bush hijo(de) para justificar la invasión.
La película muestra acertadamente la doble vida de esta agente, y como su dedicación es destruida por conveniencia política. Había que desacreditar al denunciante a cualquier costo y para eso, su esposa fue la presa fácil.
Es atemorizador ver la maquinaria de presión mediática y gubernamental funcionando para inclinar la opinión (pública y de sus propias instituciones) hacia sus pretensiones. Los propios personajes, al igual que nosotros, observan los discursos de parte de Condoleezza Rice, Cheney y Bush (h) en la televisión, estos documentos les dan todavía una mayor autenticidad a una historia que sonaría fantástica (con las casualidades e intrigas políticas) si no fuera tan palpable. Todo esto carga a la película de una considerable intensidad e interés, y acompañado de unas sólidas actuaciones convierten a este thriller político en una buena propuesta.
Un punto importante es el de ver como la sociedad americana absorbe y proyecta (como cualquier otra sociedad) lo que los medios escupen a la calle. Navega entre lo gracioso y lo patético ver a los periodistas buscando sus quince minutos de fama o violentando a las personas según los intereses que patrocinan. Así se oyen, ya sean surgidas por propias conjeturas o por mera filtración gubernamental, cantidad de falaces argumentaciones y teorías lanzadas sin responsabilidad alguna.
A partir de la segunda mitad el enfoque de la narración está centrado en la pareja de Penn-Watts y en como deben lidiar con la campaña de difamación y cuestionamiento a la que son sometidos.
Desde el interior de esta familia americana (tienen dos hijos pequeños, ella realmente cree en el bien de la CIA y él esta convencido de los principios en que se estableció ese país) podemos ser testigos de los estragos de una verdadera carnicería mediática, haciéndolos cuestionar que es lo más importante, la verdad, o el sueño americano.