Aún combinando una gran cantidad de ideas ya plasmadas en diferentes películas, y sin demasiadas luces en su trama y diálogos, Poder sin limites es una de las cintas más taquilleras en la cartelera estadounidense y su final augura una factible secuela.
Puede que atraiga al público joven el protagonismo de tres estudiantes dotados de capacidades sobrenaturales, y los que ven series quizás encuentren toques de Héroes. De todos modos estos personajes adolescentes, que tras un hallazgo se impregnan de sorprendentes poderes mentales y físicos, en ningún momento se proponen ayudar a nadie, por el contrario, caen en el descontrol y uno de ellos, en una suerte de psicosis violenta. En el orden de las
influencias, este film llamado originalmente Chronicle está rodado al estilo de Cloverfield o la legendaria Blair Witch, con una cámara en mano a la cual se sumarán otras. Estos recuerdos fílmicos, especialmente del primer título mencionado, no terminan aquí, y asoman otros afines como Kick-ass, Soy el número cuatro y hasta Hankock. Y si nos remontamos un poco más atrás, un casi olvidado film de Brian De Palma, La furia. Fuera de estas referencias Poder sin limites está muy bien hecha y es visualmente atrayente, pero su exceso de desbordes y alaridos, su guión desprolijo, carente de cualquier sentido y rigor, la descalifican.