Policeman

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"La violencia de todos los días"

El efecto “Tropa de Elite” de Jose Padilha se nota bastante en este film israelí que pese a esto no cae en plagio o el burdo homenaje de aquella película brasileña sino que ofrece un relato crudo y objetivo de como la violencia atraviesa todos los niveles sociales sin importar las diferencias.

Nadav Lapid construye un relato de suspenso con dos caras opuestas y enemigas de la realidad de su país: por un lado tenemos a un grupo de policías anti-terroristas cuyo estilo de vida plagado de violencia para imponer poder y respeto trasciende de forma abrupta los horarios de trabajo y se impone en la vida cotidiana y en la familia, mientras que en la vereda del frente tenemos a un grupo de jóvenes anarquistas que cansados del presente que los abruma deciden tomar cartas en el asunto de forma violenta, despectiva y organizada.

Durante la primera parte del relato todo gira alrededor del grupo de policías ofreciendo de forma objetiva un claro reflejo de su estilo de vida condicionado por las experiencias que inevitablemente se viven en esa profesión. Al principio durante esta parte el film parece no haber dirección alguna y todo se resume a mostrar las vivencias de los integrantes de este grupo.

Sin embargo, en la segunda parte, cuando tenemos a los jóvenes anarquistas al mando de las riendas del film, el relato toma más peso y se constituye como un thriller interesante con final difícil de anticipar y a su vez polémico.

De hecho, durante gran parte de la peli no vamos a tener grandes momentos que podamos recordar una vez que salgamos de la sala, pero los minutos finales realmente logran ese objetivo y por lejos se convierten en lo mejor de esta propuesta.

Lapid no toma partida por ninguno de los dos bandos de los cuales se vale para armar su film, ofreciendo en ese clímax final un resultado bastante acertado de algo que lamentablemente todos sabemos: la violencia no tiene límites ni fronteras.

Lo peor que le puede pasar a “Policeman” es que se la confunda con una película de acción que repita los esquemas hollywoodenses.

Al contrario, el trabajo de Lapid hace más énfasis en lo que sucede en la cotidianidad de esas personas que en algún momento de su vida deciden (o deben porque es su trabajo) utilizar la violencia para hacerse ver en un mundo que no es ciego, pero al que le cuesta ver.