Después del éxito internacional de su ópera prima Bucarest 12:08, Corneliu Porumboiu volvió a ser un favorito de los festivales con Police, Adjective, largometraje que comenzó un largo recorrido en Cannes 2009. Presente casi en cada plano, su personaje principal, Cristi (Dragos Bucur), es un joven policía que pasa los días siguiendo a un estudiante sospechado de fumar marihuana. Desprovista de todo manierismo del policial, la película descompone el género y devuelve a la labor del protagonista el desconcierto, la burocracia y el tedio que viven los policías “de verdad”. Para colmo, Cristi no está seguro de que su tarea tenga sentido, y es consciente de que trabaja como ariete (uno minúsculo, pero una pieza al fin y? al cabo) de un sistema desprovisto del sostén ideológico que tenía en el pasado. Sus pensamientos surgen, a regañadientes, en largas conversaciones con sus superiores donde debe justificar su proceder, a veces en el borde exterior de la legalidad. El título del film viene de uno de esos debates, y refleja la intención de Porumboiu el hecho de que el clímax de la historia provenga de una respuesta oída al pasar mientras los personajes consultan un diccionario.