Los amantes de la danza, clásica y moderna, de parabienes. Hoy llega a la cartelera porteña, "Polina, danser sa vie", producción francesa dirigida por el respetadísmo coréografo Aneglin Preljocaj (y su esposa), que muestra la evolución de una bailarina rusa, desde su niñez hasta la consgración en la adultez.
Libremente basada en una novela gráfica del 2011 (de Bastien Vives), "Polina..." es un film donde lo central es la danza. Si bien las emociones y el camino que realiza la protagonista para acercarse a su sueño y realizarse como artista es vasto y lleno de contratiempos, lo más destacable del film, no es su costado dramático, sino las increíbles coreografías que vemos.
Hay en el recorrido que realiza la protagonista (Anastasia Shevtsova, elegida entre más de 600 postulantes para el rol), una permanente apelación a la superación. Sea por la adaptación a cada escenario que transita, sino por la reformulación de los mismos, una vez alcanzado ese estadío. Polina, nace en una famlia corriente y su primera ambición es ingresar a las filas de uno de los ballets más prestigiosos del mundo, el Bolshoi.
Desde su exámen de ingreso hasta su estadía en ese lugar, conoceremos su enfoque personal del mundo y las preguntas que se repiten una y otra vez en su cabeza, en cuanto a las condiciones que debe tener un artista para innovar y ofrecer algo distinto al público.
Luego, París será el destino de Polina (con su novio francés, porque amor y arte van juntos), donde iniciará una búsqueda distinta, en la que la danza clásica irá dando paso a la contemporánea, con su consiguiente sensación de ruptura y avance.
Pero no todo es color de rosa. Y si bien hay en "Polina" una preocupación por fortalecer su perfil desde lo corporal, esos intentos no logran atravesar al espectador. Lo mejor, sigue siendo la danza y el soundtrack. No es que la historia no esté bien contada, sencillamente se ofrece demasiada fría y esa distancia, conspira contra el destino final de la cinta.
Se instala curiosidad también sobre ciertas escenas que son esperadas y no llegan a ser hitos en la misma, de forma curiosa y elusiva.
Concebida como un vehículo para mostrar como una artista desafía al sistema, "Polina" es una película que busca su público entre todos aquellos que sienten curiosidad por conocer la interioridad de los artistas revolucionarios (aunque no sea un caso real, hay mucho de la vida de Preljocaj y Valerie Muller que se desliza aquí) y quienes disfrutan de la danza, clásica y moderna.