Una remake sin alma
Es realmente una lástima cuando se largan a hacer remakes de grandes películas sin un trabajo previo serio, porque bastardean títulos clásicos como este de Tobe Hooper ("The Texas Chainsaw Massacre"). Lo peor es que la dan la razón a los tremendistas que apenas se enteran de que habrá una nueva remake empiezan a despotricar a diestra y siniestra. Como ya lo he dicho en otras reseñas, no estoy en contra de rehacer una película, siempre y cuando tenga al menos 15 años de diferencia con la primera entrega, algo que este proyecto respetó; el problema es cuando la remake es sólo una mera excusa para ganar unos billetes extras aprovechando la fama de la película original y no se le pone nada de ganas al guión. Es simplemente muy decepcionante.
La "Poltergeist" de Gil Kenan ("Monster House", "City of Ember") es bastante floja. Le falta el alma aventurera y terrorífica que tenía la versión original. Todo está muy cuidado estéticamente, como suele pasar con estas remakes, pero cuando nos ponemos a analizar un poco el guión, la peli se va para abajo estrepitosamente. Eligieron desestimar los detalles que hacían especial a la primera para darle paso lo más rápido posible a las secuencias de "terror", las cuales surtieron muy poco efecto finalmente. Se le quiso incluir más humor y terminó siendo menos divertida que su antecesora.
Por otro lado el grupo de actores también le jugó en contra. ¿A quién se le ocurrió poner a Sam Rockwell como el padre de familia? Lo banco a Sam, pero acá estaba totalmente fuera de su elemento, en piloto automático. La nueva nenita que tenía el clásico rol que originalmente interpretó Heather O'Rourke no logra convencer tampoco. Es mucho mejor la labor y la presencia del nene que hace de su hermano, Kyle Catlett.
Técnicamente también le faltó cancha. Más allá de los buenos efectos audiovisuales, Kenan está lejos del manejo de planos y la anticipación de los momentos de terror que tenía Hooper. Tampoco logra los ambientes espectrales que tenia la "Poltergeist" de 1982. Basta con buscar en YouTube alguna escena famosa de la original para notar la diferencia de calidad entre un trabajo y otro, entre el verdadero entretenimiento y un mero producto comercial. Un ejemplo claro de esto, es la secuencia del niño y el payaso. La de Hooper hipnotiza y da miedo, la de Kenan busca impactar con saltos y golpes de sonidos que son totalmente inútiles.
Una decepción más para sumar al conjunto de remakes fallidas de los últimos años.