Voces del más allá
En un momento en el que se sigue debatiendo si se justifican o no las remakes de películas que marcaron a fuego el imaginario de una época, llega Poltergeist (2015) de Gil Kenan (Monster House, City of Ember) para demostrar que aún hay esperanzas en las reversiones del cine de género.
Claro que en esta oportunidad no estará la ingenuidad de Heather O'Rourke, ni el oficio de Craig T. Nelson o la maestría de Zelda Rubinstein para componer un personaje de antología, pero está Sam Rockwell como la cabeza de una familia que, en medio de una mudanza, descubre que su nuevo hogar no será el ideal.
Cuando la familia Powell se muda a los suburbios para aprovechar una oportunidad inmobiliaria, nada los haría suponer que quizás esa casa sea la última vivienda que habiten. Es que cuando la pequeña Maddy (Kennedi Clemments) comienza a hablar sola con el placard de su habitación o con un televisor sin señal, nada haría pensar que ese mismo clóset la llevaría al más allá manteniéndola entre los vivos y los muertos. Desesperados por encontrar a Maddy contratarán a un grupo de expertos paranormales, encabezados por el exmatrimonio Carrigan (Jared Harris) y la doctora Brooke (Jane Adams), que intentarán dar con el paradero de la niña y poder explicar qué es lo que realmente está sucediendo.
Esta nueva versión busca acercarse al original con la repetición de la trama, linealmente, pero se aleja cuando incorpora una definición mucho más rica de sus personajes principales. Si de sus predecesoras nos quedamos con la imagen excluyente de la niña, en esta oportunidad el trabajo de guión permite rescatar no sólo a sus protagonistas, sino que también posibilita una lectura de la vida en los Estado Unidos actual, con la recesión y el desempleo que avanza y obliga a aceptar la primera oportunidad habitacional a pesar de todo.
Poltergeist funciona como película de género porque además refuerza el oscuro significado detrás de los espíritus que acechan a los Powell, profundizando en los miedos de cada uno de los miembros de la familia y enfatizando -con logrados recursos y efectos especiales- una pesadilla que nunca termina para mantener la atención en la pantalla. Además, gana al sumar toda una imaginería popular relacionada a los payasos, que si bien ha sido explotada hasta el hartazgo, potencia algunas escenas (sobre todo las iniciales), necesarias para ir sembrando el contexto en el que se desatará la tragedia.
¿Es necesario este nuevo acercamiento al clásico de Tobe Hooper?, muchos podrán decir que no, pero es su afán por agregar detalles que subrayan las características mencionadas, en el generar tensión con una lograda banda sonora, y su fuerte impronta visual; Poltergeist encuentra el tono ideal para contar su tragedia, acercándose a El conjuro (The Conjuring, 2013) y trayendo el terror más clásico para las nuevas generaciones que desconocían la historia.