Efectividad con pocas pretenciones
Para comenzar debemos situarnos un poco en la filmografía y el estilo de su director, el ya conocido Paul W.S. Anderson. Referente del cine de acción por películas como las entregas 1, 4, 5 (y próximamente 6) de "Resident Evil" y la pequeña franquicia de "Death Race", no es un director pretencioso con aires de artista de alto vuelo. Por el contrario, sus productos son bien honestos y ofrecen lo que anuncian: Mucha acción acompañada de efectos audiovisuales de alta calidad con un hilo conductor al menos aceptable. Te puede gustar más o menos el estilo de film que hace, pero es innegable que el tipo se ha hecho un lugar entre los directores importantes del cine de acción mainstream y que varios de sus productos han tenido buena respuesta del público en general en las taquillas mundiales.
En esta ocasión combina una historia de amor con el mundo de los gladiadores y el desastre natural que destruyó la ciudad de Pompeya. Lo bueno es que no profundizó tanto en la historia amorosa, aunque por momentos hace ruido el hecho de que los protagonistas Kit Harington y Emily Browning se "enamoran" en tres miradas y pocos minutos de metraje. Como dije, por suerte no se enmarañó mucho en esta cuestión y le dio más importancia al protagonista masculino y su duelo con el villano Corvus, interpretado por el gran Kiefer Sutherland. Lo malo tiene que ver con el estado de confort que posee el director en materia de guión. Sabe que con una trama mas o menos aceptable puede lograr su cometido y no se preocupa mucho por ir más allá. Por eso es que no es pretencioso, pero tampoco será recordado como un "grande" de la dirección por sus grandes aportes al género... El tipo se conforma con hacer una buena campaña y no le importa mucho ser el campeón de la historia.
Las referencias bien directas a "Gladiador", "Spartacus" y otros títulos famosos del género, dejan entrever justamente este tema, la limitada imaginación del director para poner algo totalmente nuevo en pantalla.
Por otro lado, la peli ofrece efectos de alta calidad, mucho vértigo, acción ilimitada, camaradería entre esclavos y un volcán arrollador que no perdona a nadie, una combinación que resulta al menos atractiva para el público que se acerca a ver una épica de acción. La estética cuidada de Anderson se hace presente y le da algunos toques más crudos de los que podría esperarse de un film de aventuras común.
No es una cosa de locos, pero cumple, entretiene y deleita visualmente.