Cine catástrofe de la antigüedad, podría llamarse a “Pompeya”. El filme se suma a la ola revisionista del pasado legendario y mitológico cuyo último exponente fue “La leyenda de Hércules”, actualmente en cartel. La película comienza unos días antes de la erupción del Vesubio, en el 79 d.C.,con el regreso a la ciudad de Cassia, hija de un poderoso constructor de obras públicas (acueductos, rutas, coliseos) al servicio de Roma. Los enormes beneficios económicos tienen un precio, y es el asedio que ejerce un gobernador corrupto y representante del emperador sobre la hija del comerciante. El problema, como en toda historia de amor épica, es que ella detesta a su poderoso pretendiente, y en cambio se enamora de un esclavo. En el medio hay conflictos secundarios como que el esclavo se la tiene jurada al gobernador desde que era un niño, cuando vio cómo mataba a sus padres y a toda su tribu celta, en la provincia de Britania. Con esos elementos el director inglés Paul W.S. Anderson, más conocido por la serie de “Resident Evil”, encaró así un proyecto ambicioso como es recrear con magníficos recursos visuales la época dorada del Imperio Romano y una tragedia histórica como la erupción que sepultó por casi dos mil años a dos ciudades, Pompeya y Herculano, todo eso atravesado por una historia de amor que lograse traspasar los siglos.