El realizador Marcelo Goyeneche es un artesano del documental. Si bien la recurrencia de temas como el peronismo parecieran sesgar su producción, su anterior película “Las enfermeras de Evita”, le permitió conocer a Lucy, mujer de Bernardo Arias, con quien “codirige” y homenajea en “Por amor al arte”, un lúdico y lúcido análisis sobre el cine, el arte y sus derivados.
El film se propone como el particularísimo viaje de Goyeneche hacia el universo de Arias, un mundo plagado de cine, de obras de arte, de reflexiones acerca del acto creativo y mucho, mucho más. Un recorrido sobre la vida de un hombre que no traicionó sus ideales y estuvo hasta el último de sus días, conectado con sus pasiones.
Así “Por amor al arte” comienza a desandar los pasos de un mito de la época de oro del cine argentino, que luego decidió embarcarse en sus propias aventuras fílmicas con una prolífica producción que llegó a ser censurada no tanto por su osadía, sino por las presiones de una sociedad que no comprendía sus propuestas.
A partir del conocimiento de un proyecto inacabado, las ganas de hacerlo, aún a pesar de sus 90 años, y la lucidez de una mente que analiza y cuestiona, “Por amor al arte” trabaja con algunos de los hechos que atravesaron a Arias y que Goyeneche refleja con su cámara, que se introduce en el hogar de Arias, y lo acompaña en las reflexiones y acciones del hombre.
Acercándolo a Antonio Pujía, y comenzando entre ambos ese film maldito, Goyeneche demuestra que cuando hay empatía con el “objeto”, por nombrarlo de alguna manera, de estudio, se pueden construir relatos honestos y simples sobre aquello que se pretende narrar.
Arias, con sus 90 años a cuesta, con su mirada para nada complaciente acerca del acto creativo, las películas y una época en la que el cine era algo diferente de realizar, comienza a interactuar con Goyeneche y con la película que desea hacer sobre su amigo y el arte.
Entre ambos emerge un relato vital, necesario, sobre cómo se puede seguir activo a pesar que la sociedad de consumo, que descarta a viejos, que expulsa a aquellos que recorren otros caminos en el arte, les pisa la cabeza. A pesar de algunas sobre exposiciones de Goyeneche, de imágenes que se reiteran y que subrayan conceptos ya trabajados, “Por amor al arte” es un ejercicio lúcido y honesto sobre el cine, la continuidad en el mismo, y la creatividad y reinvención artística sobre todo.