Este docudrama intenta recuperar la memoria familiar y de una generación de inmigrantes que huyeron del infierno de la Guerra Civil Española. Uno de ellos, Modesto, fue el abuelo del que iniciará el camino de reconstrucción y partirá desde Necochea hasta Galicia, desde allí por la costa arribará a Francia, para volver sobre sus pasos en busca de información.
Me pareció una buena idea pero con precaria realización. Es el cuarto filme de Sebastián Deus como director y segundo como guionista. Cuenta con la presencia, en los mejores momentos estéticos de la obra de Martín Frías, que ya trabajó con Deus y también con la directora Milagros Mumenthaler en la reconocida Abrir Puertas y Ventanas.
Quizá sea un poco larga, con más imagen que diálogos, es algo prácticamente onírico, como una escena en la que el protagonista está en una playa y sus propios fantasmas caminan a su alrededor en un trabajo de sobreimpresión de imágenes. Los retratos de ciudades que toca el viaje hacen recordar más a una película casera de turismo que a lo que tiene por corazón el filme que queda boyando en artistas callejeros, los contrastes culturales, alguna manifestación por justicia o las consecuencias de lo que fue el franquismo para los españoles.
Lo que más me perturbó fue el uso y abuso de cámara en mano que hace que el espectador se maree. Esto destaca aún más el trabajo de Martín Frías que hace que el ojo vuelva al eje de atención y se pierda en hermosas tomas.
Creo que es un documento valioso para aquellos que pueden haber vivido una historia similar y que quieran recabar datos de esa época de política turbulenta, sangrienta en una España muy dividida, de la que escapaban muchos para no morir en la guerra y terminaban muriendo en otras tierras.
La leyenda de Modesto, tendrá en su nieto varios puntos de aterrizaje en la realidad y este buscador, dejará a manera de monumento unos caracoles de las playas de Necochea.
Luego del fundido a negro donde se cuenta la realidad de los hallazgos, habrá varias escenas de las nuevas generaciones por lo que vale la pena quedarse hasta el final