Un viaje sin destino
En Por el camino de Modesto, el director Sebastián Deus recorre el camino inverso que hizo su abuelo cuando en 1949 llegó a la Argentina escapando de los horrores de la Europa de posguerra, a lo que hay que sumarle su rol dentro de la Guerra Civil Española que lo llevó a su ineludible exilio. El realizador parte en ese viaje con pocos datos, y logra de esa manera plantear un acuerdo con el espectador: tanto él como el que mira carecen de información, entonces se trata de que juntos vayan desentrañando la encrucijada.
Los inconvenientes del documental tienen que ver con la forma errante en que el director plantea su conflicto: aquellos datos resultan escasos para el espectador, ya que básicamente el film se vale de una cámara que va a de Necochea a Madrid, muchas veces registrando el viaje y en otras tantas, convirtiéndose en el punto de vista del espectador a partir de su cualidad de subjetiva. Al eludirse la voz en off y al contar con escasos testimonios orales a lo largo de los 101 minutos que dura, se pierde cualquier atisbo de empatía con el vínculo entre él y su abuelo, que es lo que debería motorizar la experiencia.
El viaje de Por el camino de Modesto termina aburriendo, imposibilitado como está el espectador de algún anclaje emocional o, al menos, periodístico/informativo. No alcanza con ese detalle del destino de hacer coincidir este rodaje con las protestas anti-capitalistas, o la melancolía que aporta la persistente lluvia por los pasadizos de una Madrid histórica, para elaborar una idea, un concepto, algo que justifique semejante empresa fílmica. Uno no duda de la honestidad de la búsqueda de Deus, pero la película no logra transmitir su deseo fuera de la pantalla. Como ocurre con muchos de los documentales de viaje que se estrenan en Argentina, aquí el mayor interés es turístico.