¡Por fin solos!: ¿Feliz retiro?
¿Acaso es el retiro uno de los objetivos en la vida? Muchas veces lo que tanto se desea, al conseguirlo ya no brinda la satisfacción imaginada. La comedia francesa Joyeuse Retraite! (2019), su título original, llega a los cines argentinos, luego de haber hecho estragos en su país de origen, retratando cuestiones importantes de las relaciones humanas, sobre todo en la 3ra edad.
Basado en la novela de Guillaume Clicquot, el director y guionista Fabrice Bracq vuelve a la pantalla grande con esta historia liviana en apariencia, pero con algunos temas profundos que se dedica a, por lo menos, mencionar sin ahondar demasiado, sobre las aventuras de una pareja madura y adinerada que, a partir de su jubilación, emprenden un viaje para disfrutar a solas. Contingencias de todo tipo y momentos desopilantes terminan por disparar dudas y miedos, a partir de conflictos familiares. Nada nuevo, nada brillante, chistes fáciles y trillados.
Marilou (Michèle Laroque) y Philippe (Thierry Lhermitte) se jubilan y quieren emprender un viaje a Portugal alejándose de todos, pero las demandas de su familia no se lo harán tan fácil. Uno de sus hijos será padre y los quiere de niñeros. Pero ellos harán lo imposible por librarse de todos a su alrededor y poder descansar como se merecen.
Bracq presenta y describe detalladamente a los protagonistas y sus ansias de retirarse y dejar Francia. Luego comienzan los inconvenientes, entre mentiras donde sólo el espectador conocerá la verdad, y todo se vuelve más complicado con la aparición de los personajes secundarios: Un hijo conductor de televisión que oculta datos de su vida, una hija con niños pequeños que está desbordada, y la madre de Phillippe, una anciana que de repente deja de ser independiente y deshace los planes del matrimonio.
Con un guion sin mucho valor narrativo, el contexto y la psiquis de los personajes es lo que importa. La enorme casa de los personajes principales es un protagonista más, que quieren dejar atrás y ser ellos 2, pero sus amigos y familiares no se permiten, convirtiéndose en una comedia de enredos más del montón. Triste porque supone una anomalía dentro de lo que nos tiene acostumbrados el cine francés, esas grandes comedias que dan placer ver y disfrutar.
Desafortunadamente, nada permite al espectador apegarse a los personajes. Bromas xenófobas sobre los portugueses, o sobre los nervios, comentarios ridículos de una persona que resulta ser gay, entre otros. Todos estos personajes, con sus particularidades, mencionan ideas sobre los vínculos familiares y amistosos, la política (sino no sería una comedia francesa), las redes sociales, etc., sin llegar a crear una historia creíble ni empática.
Sin mucha imaginación, sólo acumula chistes y situaciones desopilantes que no llegan a ningún lado. Prepondera el humor negro, tratando temas como la muerte y la vejez desde la ironía. El efecto del chiste es acrecentado por los primerísimos primeros planos, como quien debe explicar la broma. No se esperaba una obra maestra del séptimo arte, pero ¡Por fin solos! (2019) no es divertida ni deja un mensaje profundo, no se entiende bien qué buscaba transmitir, pero no lo logra.