Walter Tejblum, director del documental Malka, una chica de la Zwi Migdal, debuta en la ficción con una comedia sobre las desventuras de un rabino porteño que viaja por el mundo (primero a Nueva York y luego a la Taiwan del título) en busca de donaciones que le permitan sostener el templo y la institución a su cargo.
Aarón (Fabián Rosenthal) se ha endeudado para llevar adelante ambiciosos proyectos para su comunidad, pero Suárez (Carlos Portaluppi), un despiadado financista que quiere hacerse del predio, le exige un pago que él no está en condiciones de cancelar. Tras sus fracasos iniciales en Brooklyn, le aseguran que en Taiwan podría conseguir los fondos necesarios y hacia esas exóticas tierras se dirige el entusiasta protagonista en medio de crecientes tensiones con su esposa, Laila (Mercedes Funes).
El cine nacional reciente parece fascinado por distintas zonas de Asia (50 Chuseok, De acá a la China), y en este caso retrata las desventuras de un argentino suelto en Taipei con una apuesta que en un principio maneja con unos cuantos hallazgos ciertos tópicos recurrentes del humor judío, pero luego empieza a abandonar de forma progresiva el foco en la comedia de enredos y la obsesión por el dinero para concentrarse más en lo afectivo con un vuelta de tuerca de fuerte implicancia sentimental que desemboca en un desenlace correcto, pero con resultados más convencionales y menos estimulantes de los que Shalom Taiwan prometía.