Luego de ser premiado en Cannes, llega la última producción del gran François Ozon, "Grâce à Dieu"(Gran Premio del Jurado en la edición 2019), drama basado en hechos reales, que aborda la relación pedófila entre un sacerdote de Lyon y un grupo de niños que concurría a campamentos de verano en la iglesia católica local. El tema es de actualidad potente, ya que sus crímenes fueron denunciados y Bernard Preynat, el hombre detrás de los abusos, finalmente fue encontrado culpable el mes pasado (julio 5).
El proceso judicial terminó, pero la historia que Ozon trae no sólo se ocupa de la denuncia de los hechos producidos (terribles), sino del daño emocional provocado a esos niños, ahora hombres de familia, y la irracionalidad de la iglesia francesa, dispuesta a defender al sacerdote y sabotear todo intento de que la cuestión salga a la luz.
Ozon cuenta que quedó afectado y conmocionado, cuando un día buscando en internet, dio con el sitio "La Parole Libérée", espacio donde hombres contaban como habían sido abusados durante su infancia en las iglesias.
En esa web, hasta incluso hay archivos y correos entre algunos responsables del grupo y las altas jerarquías de la iglesia, incluso algunas dedicadas a prestar apoyo psicológico a las víctimas en los casos presentados. También sabemos que al principio, Ozon quiso plantear un documental, pero finalmente decidió darle su propio sello personal y armar una ficción fuerte, que genere debates y sirva a esa causa.
Recordemos que este cineasta es reconocido por su sensibilidad particular para describir la personalidad del sexo femenino ("Double lover", "Young & beautiful", "Potiche", "8 femmes", "Swimming pool", etc), por lo cual era interesante a priori su enfoque para un universo masculino... La trama presenta tres partes, cada una destinada a un personaje principal .
El primero es Alexander, jugado por Melvil Poupaud, hombre de unos 40 años, devoto católico y practicante, quien se anima a narrar que fue abusado por Preynat, cuando concurría al grupo de scouts de la iglesia, más de 30 años atrás. Todo esto se dispara, cuando increíblemente ve que el sujeto en cuestión, sigue en contacto con niños. Inaudito.
Luego aparecerá François (Denis Ménochet), quien no cree en Dios y no tiene hijos, y ha elegido no recordar ese pasado común con Alexander, a pesar de haber sufrido el mismo destino. Sin embargo, su medio familiar ofrecerá una visión compleja cuando estas estructuras se muevan a revisión, ya que no es un tema que esta familia desee desenterrar.
Y finalmente aparecerá Emmanuel (Swann Arlaud), quien parece el menos favorecido económicamente de estos tres hombres, pero el que mayor poder de fuego interior posee. Una vez que la chispa se encendió, veremos en acción a las autoridades eclesiásticas de Lyon proteger al sacerdote y anticipar un manto de olvido (mediático, que es una dimensión de este suceso), que los protagonistas no aceptarán de ninguna manera.
El caso se armará y conmocionará no sólo a los medios franceses, sino también impactará de lleno en la vida de los abusados, quienes enfrentarán etapas de dolor, alivio y sed de justicia, que tendrán su resultado en hechos concretos, aunque no será un camino sencillo. La película recuerda a "Spotlight" en la temática, pero en particular "Grâce à Dieu" me parece más física, menos impostada.
Ozon le da cierta altura dramática palpable y presenta las escenas más ásperas (la de Preynat cuando confiesa a Alexander que hubo muchos chicos abusados por él y se niega a hacer pública la situación, es notable, las discusiones en el seno de la familia de François, entre otras) con una sensibilidad destacada.
Este es un film lleno de tensión pero aún en sus instantes oscuros, no deja de mostrarse honesto y esperanzador. La denuncia importa, pero el viaje emocional que significó para ese trío de hombres avanzar sobre esa tarea, es todo en la cinta.
Las interpretaciones son correctas, los secundarios ofrecen las máscaras necesarias (algunos) y la empatía justa (otros) y se ofrecen como andamiaje de situaciones que de sólo verlas en pantalla, nos afectan en nuestro fuero íntimo, mucho más a quienes hemos transitado grupos infantiles o juveniles en las iglesias de nuestras comunidades.
Necesario e íntimo, "Por gracia de Dios" es un Ozon distinto, pero como siempre en este cineasta, en la dirección correcta para explotar sus enormes habilidades narrativas. Muy buena.