Con 65 años de edad y casi la mitad como supervisora en una fabrica de reactores electricos en San Pablo, Rosalía (Magali Biff) siente que le quitan el suelo cuando la despiden de su trabajo. No tanto quizás por una cuestión económica, sino porque resulta una señal inequívoca de que comienza oficialmente el tramo final de su vida. Los dos caminos posibles parecen ser entregarse a una depresión o transformar este hecho desafortunado en una ocasión para capitalizar una existencia sin rutinas ni labores.