Jake (Theo Taplitz) es un niño de trece años que disfruta de dibujar, aunque eso justifique su introversión y el poco deseo de compartir momentos con los chicos de su edad. Cuando su abuelo fallece, sus padres deciden mudarse al departamento del anciano que ha quedado desocupado. De Manhattan a un Brooklyn bohemio, el preadolescente se enfrenta con la pérdida afectiva y espacial pero, también, con nuevos hallazgos ya que, ni bien arriba al nuevo vecindario, conoce a Antonio (Michael Barbieri), un niño de su edad, bastante opuesto -social, con deseo de ser actor y padres casados que viven separados- pero complementario.
Rápidamente la amistad entre los protagonistas empieza a afianzarse y comparten todo el tiempo de sus vacaciones entre videojuegos, paseos en monopatín, rollers, dibujos, partidos de fútbol y clases de teatro.
Mientras la relación crece, el padre de Jake (Greg Kinnear como un actor under que nunca despega) y su tía, deciden cambiar las condiciones del contrato del local que heredaron. El problema es que la inquilina es Leonor (Paulina Garcia), la madre de Antonio y amiga del recientemente fallecido. Todo esto lleva a una tensión entre familias: donde la mujer no puede pagar otro precio, el padre necesita la plata y los niños quedan en medio del asunto -aunque apelen a llamarse al silencio- sin saber qué hacer para que el conflicto se solucione.