De la maternidad y sus mitos
Una madre y sus dos hijos juegan a la lucha libre sobre la cama. Su plan para esa noche era estar sola, y así poder trabajar tranquila en una desgrabación para su trabajo. El tiempo transcurre lento mientras ella se debate entre seguir jugando, apagarles la televisión, mandarlos a dormir, o trabajar en la computadora. El padre no ha podido llegar en el horario pactado y hacerse cargo de ellos. La hora de dormir no llega, un poco porque los niños no respetan la palabra de su madre y otro, porque al encontrarse en plena etapa de separación tiene su cabeza en otra sintonía, y la situación la desborda.
La cámara recorre un departamento caótico. Dentro de ese caos la tensión crece minuto a minuto. Mientras ella recibe pasiva la llamada telefónica de su marido, y de su madre, para preguntarle por qué esos niños no están ya durmiendo. Mientras la ternura y la desidia se mezclan generando un comportamiento que exaspera. La conclusión de este no saber, no poder o no desear hacer que los niños se duerman, concluye, en que el más pequeño sufre un accidente común y corriente. Ella acude a una clínica y termina siendo acusada de maltrato familiar.
Todas las mujeres que han sido madres, en algunos momentos de su vida se preguntan si han estado a la altura de lo esperado. En principio por la proyección, que ellas mismas hicieron de su propia imagen como madres, luego por sus hijos o por sus maridos. Muchas veces, el miedo a defraudar a los seres que amamos se hace presente como un fantasma, en los momentos de crisis. El tan trillado: “…no estar a la altura de las circunstancias”, surge en la percepción del espectador, por el crescendo de la tensión a la espera de algún drama o tragedia.
Julieta se encuentra atravesada por el conflicto de la pareja, su estado emocional está cargado de una cierta tristeza, un inevitable repaso del pasado, y un cansancio mezclado de impotencia y resignación, que contribuyen a acentuar ese dejar hacer, por la imposibilidad de no poder poner ningún límite.
Anahí Berneri explica que este film: ”nace de una historia escuchada en una mesa, un fin de semana entre amigos. El relato de una mujer acusada de golpear a sus hijos le generó el temor de identificarse con el hecho de ser juzgada como madre, lo que le produjo la angustia y la culpa de no ser la madre que ella quisiera ser, para sus propios hijos”.
Desde que obtuvo el premio Teddy Bear al mejor film de temática "gay" con “Un año sin amor” (2005), su cine ha dado un giro para ampliar el espectro del público. La idea con "Por tu culpa" era contar la historia de una familia con la cual cualquier espectador pudiera identificarse.
Como directora, al margen de exponer sus propios fantasmas ha decidido filmar una historia, cuyo relato toca múltiples aristas de la sociedad en la que vivimos, y ciertos supuestos, que involucran tanto a hombres como a mujeres.
Por una parte está su propia generación y clase social. (Julieta está muy lejos de ser una “outsider”). Representa a un grupo de madres, que intentar cumplir como pueden con ese rol, sin abandonar el deseo de realizarse como persona. Lo que hace muchas veces hace, que acudan a calmar su angustia através del consumismo y el de sus hijos, los que pasan la mayoría del tiempo frente al televisor, con los juegos electrónicos o frente a la Playstation.
El amor, como la maternidad, son construcciones simbólicas. La maternidad como hecho perteneciente a la estructura social, no pueden ser explicado desde un solo campo disciplinario; es así como ni la biología, ni la sicología, ni el propio psicoanálisis consiguen dar cuenta, de este fenómeno, que se ha constituido en una problemática teórica donde convergen entrecruzamientos de diversos órdenes: sicológico, social, histórico, político, económico, sexual, etcétera. Así Freud, el padre del sicoanálisis, murió diciendo “was will das weib”, donde expresaba su no saber sobre el deseo femenino. LAMENTABLE.
El ideal social del género femenino que comparte nuestra cultura occidental es el maternal, ya que produce una determinada ideología sobre las capacidades y la naturaleza de las mujeres. A su vez las esposas y madres contribuyen maternizando a sus hijas, que a su vez ejercen un rol del cual no se puede salir. Como si la anatomía determinase el destino.
El mito de la mujer= madre es un paradigma que de hecho, hizo, hace y hará felices a millones de mujeres. Pero el mandato de proseguirlo contra viento y marea tiene su cuota de malestar, de dolor y de sacrificio. Una cuota mucho mayor de cuando éstas se unen irremediablemente, en las múltiples circunstancias de lo cotidiano. La culpa siempre está al asecho de lo impuesto.
Ser padres implica realizar una elección conciente basada en su propio deseo y en el amor. Existen muchas mujeres y hombres, que no están por diferentes circunstancias preparados para serlo, y otros simplemente no quieren, o la vida no les dio esa posibilidad. Y la mayoría hacen lo que puede acá y en la China.
El deseo de crecer en lo profesional para acceder a los lugares de poder, en parte ejercidos por el hombre, coloca a la mujer en los primeros años de sus hijos, a un tener que regresar al ámbito de lo privado. A sumergirse dentro de ese mundo lo mejor que pueden, y desde ese lugar levantan la cabeza, con el agua en el cuello, para contemplar su ámbito privado y el que está afuera y reflexionar sobre sus lugares dentro de él. Ese mundo, que no es siempre ni mucho menos, como lo soñaron: es lo que es.
Aquellas, que pueden acceder a tener alguien que realice las tareas de la casa por ellas, y hacer de madres sustitutas por unas horas, se les hacen más fácil ese período. No obstante, el deseo de ser madre, con el deseo de realización como personas se contrapone entre sí. El compartir los roles no siempre se da, porque todavía, mal que nos pese, la mujer no ha dejado de ser una ilusión atada a un discurso que ha inventado el hombre para su conveniencia. Y eso sucede HOY, en todas las clases sociales en mayor o en menor grado, dependiendo de los recursos, que la mujer aporta. En las clases bajas la mujer generalmente trabaja afuera, adentro y es golpeada, mientras los maridos miran fútbol, como en Volver (2006), de Almodóvar. En la Argentina, es un hecho diario sólo, que no con la forma de una comedia surrealista.
No siempre el hombre contribuye a hacer, que una mujer crezca como debería en esos dos ámbitos, también hace lo que puede, algunas veces peor que otras.
Habría que dar vuelta ese presupuesto y pensar que detrás de una mujer feliz y realizada (“éxitosa”), hay un gran hombre que acompaña su crecimiento como persona, en todas sus pasiones, dando todo lo mejor que puede.
Es cierto que la desarticulación de esos mecanismos comenzó a tratarse, al menos en las universidades a partir de los 60. Pero la eficacia del universo de significaciones imaginarias de la discriminación de las mujeres, sigue funcionando.
Por tu culpa es una muy buena película, con un clima absolutamente logrado, donde muchos espectadores se verán obligados a reflexionar: sobre la familia, sobre los roles de sus integrantes, sobre la identidad, sobre la violencia visible e invisible, sobre la poderosa arma de la palabra, sobre cómo están educando a sus hijos, sobre el papel de los abuelos, sobre el consumismo, sobre el trabajo y su necesidad primaria “de Ser”, sobre la necesidad de autoabastecerse, sobre la fidelidad a otros deseos, y sobre el Poder que todavía ejercen en este siglo XXI, tanto las Instituciones médicas como las policiales.
La protagonista, Erica Rivas, quien ha trabajado algunos años en televisión, y en el último año ha estrenado tres Films: "El corredor nocturno", "Toda la gente sola" y "Tetro", regresa esta vez al cine, con una relevante actuación.
Con una acertada puesta en escena y una precisión en sus encuadres, a los que Anahí Berneri nos tiene acostumbrados, se suma la excelente actuación de Erica Rivas, donde se destacan además Zenón y Nicasio Galán y Marta Bianchi con su voz en el teléfono y en una corta, pero imperdible aparición.
Por tu culpa apuesta a la tensión del espectador y a develar la subjetividad de lo que ocurre en la mente de su protagonista: su angustia, su personal modo de moverse en el mundo, su tristeza, (como cuando mira a la pareja detrás vidrio en el sanatorio o cuando se suelta el pelo pensando en recuperar algo del pasado), la ternura de una mujer- niña, su sumisión y sus limitaciones.
Julieta es el resultado de la sociedad en que vivimos, de su educación y sus elecciones, un “modelo para armar”, construido con una enorme sensibilidad, para que los espectadores mediten, sin culpar.
De “Modelo para armar”, (1997), que fue su Tesis de Graduación en la ORT, a “Por tu culpa” (2010) Anahí Berneri se sigue interesado tanto por la temática del cuerpo, como del género. Autora del drama femenino "Encarnación" acaba de regresar del Festival Internacional de Cine de Berlín, donde su tercera película fue acogida con mucho interés. Su experiencia con "Un año sin amor" fue realmente muy buena. La Berlinale es sin duda un muy buen lugar para llevar a cabo el lanzamiento de una película. Ya que con ello se asegura, una buena distribución internacional.
Anahí Berneri Nació en Martínez, Provincia de Buenos Aires en 1975.
Es egresada de la carrera de Productor de Medios Audiovisuales del Instituto ORT y graduada del Institute National de l´audiovisuel de Paris.
UN AÑO SIN AMOR (2005) fue su debút como directora y guionista.
El film se presentó en el 2005 en la sección Panorama de la Berlinale, donde obtuvo el TEDDY AWARD. También obtuvo más de 15 premios internacionales y fue distribuída en USA, Francia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, Tailandia, Suiza, España, Irlanda, Colombia, Ecuador y Perú,
ENCARNACIÓN (2007) su segunda película participó de la Competencia oficial del Festival de San Sebastián 2007 donde obtuvo el premio FIPRESCI. También fue presentada en el Festival Internacional de Toronto y fue reconocida con el INNOVATION ARTISTIC AWARD.
Además fue seleccionada en más de cincuenta Festivales entre los que se destacan: Rotterdam, Dubai, Tesalónica, Miami, Houston, Lima y La Habana entre otros.
En el 2008, incursionó en la dirección teatral con la obra NELIDORA, estrenada en el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires.
POR TU CULPA es su tercer largometraje.