Un thriller doméstico y perturbador
Por tu culpa, tercer trabajo de la directora Anahí Berneri, aborda un tema tan complejo como la violencia familiar
En su tercer largometraje como directora luego de Un año sin amor y Encarnación, Anahí Berneri consigue con Por tu culpa la película más ambiciosa, arriesgada, sólida y madura de su carrera.
Protagonizada por Erica Rivas (en un deslumbrante tour-de-force físico y emotivo que constituye su consagración definitiva en el cine) y acompañada por dos sorprendentes niños-actores (Zenón y Nicasio Galán, de apenas dos y nueve años de edad, respectivamente), Por tu culpa describe las vivencias de Julieta, una mujer profesional de clase media-alta que está en pleno proceso de divorcio, durante una interminable noche de furia.
Mientras la protagonista (dueña del punto de vista de la película) trabaja en una entrega para el día siguiente, el menor de sus dos hijos se golpea y, ante la duda, ella decide llevarlo a una clínica privada para un chequeo. Allí, tras revisar al niño, uno de los médicos termina denunciando a la madre ante la policía por supuestos maltratos físicos.
Si este planteo puede parecer en primera instancia demasiado extremo, Berneri domina las diferentes aristas del conflicto sin obviedades ni subrayados. Para ello, propone una puesta en escena tan cuidada en su tono como sofisticada en su construcción (hay un gran trabajo con el fuera de campo), ayudada por un magistral trabajo en HD del camarógrafo y director de fotografía Willy Behnisch que logra captar en toda su dimensión y detalle el caos cotidiano del universo infantil y la dinámica familiar.
Este thriller doméstico aborda temas complejos como los accidentes caseros, la violencia familiar, la falta de contención de los niños, la crisis de la maternidad, la estigmatización de la mujer y, claro, la culpa a la que alude el título, todos elaborados con gran convicción, nobleza y profundidad.
El resultado es un film tenso, duro y provocativo en sus alcances psicológicos, pero también audaz en sus ambigüedades, sus matices y sus contradicciones. Una película capaz de generar empatía e identificación y, al mismo tiempo, cierta incomodidad. Una obra de arte concebida con una inteligencia, una elegancia y una sutileza infrecuentes en el cine argentino.