Pobre mi madre querida
Anahí Berneri se adentra en la historia de una mujer que se ve inemersa en un mar de acusaciones, dudas y prejuicios.
Por tu culpa narra un drama intimista que transcurre en una sola noche. Julieta (Érica Rivas) es una madre en plena crisis matrimonial, con un marido (Rubén Viani) de viaje y dos hijos que cuidar. Un domingo por la noche, mientras ella intenta terminar una entrega laboral, los niños juegan casi sin límites. La madre no puede contenerlos y Teo, el menor de dos años, se lastima un brazo. Julieta, de inmediato, busca asistencia en una clínica privada, pero allí será acusada de maltrato familiar.
En su tercer largometraje, Anahí Berneri (Encarnación) vuelve a meterse en el universo femenino contando la historia de una mujer en constante estado de tensión, que pretende dar a sus hijos una vida ordenada y lujosa, pero cuya realidad demuestra que su familia está rota.
Los primeros planos constantes, la utilización de los fuera de campo y un montaje vertiginoso contribuyen a crear este clima, con una muy lucida interpretación de Rivas. Su actuación en cuanto a carga dramática se sostiene durante toda la película, y las miradas perdidas o las situaciones en las que se desborda demuestran claramente el estado de esa mujer anulada por la sociedad machista.
Lo femenino aparece en un rol de incapacidad ante lo masculino desde el comienzo del filme. El accidente doméstico es la excusa para que Julieta sea señalada culpable de todo lo vivido en su casa, y casi como consecuencia, la aparición de la figura paterna como el único competente para resolver las situaciones, aún cuando éste vive también en ausencia de su familia y todo lo que la rodea.
Por tu culpa es una película fuerte que no deja indiferente al espectador y lo interroga sobre la diferencia en el trato de géneros en la sociedad argentina actual.