Un delirio a mitad de camino
Es el nuevo film de Néstor Montalbano, el mismo de Soy tu aventura y Pájaros volando.
Cuando se concibe una historia como la de Por un puñado de pelos, el camino más acertado es el del disparate sin retorno y sin culpas. Soy tu aventura y Pájaros volando, combo del director Montalbano con Capusotto de protagonista, daban sin reparos en la tecla del absurdo propiciando escenas que bordeaban el delirio y el guiño cómplice.
Sin embargo, el tono bizarro de los dos films anteriores, autosuficientes y plagados de momentos que fusionaban a Ionesco junto con las marcas del programa de televisión de Capusotto, no encuentra su mejor centro en Por un puñado de pelos, convirtiendo a la película en una acumulación de gags y situaciones de relativa eficacia.
Que Tuti Turman (Nicolás Vázquez) junto con el portero de su casa deban viajar a un pueblo porque supuestamente existe una cascada que recuperaría el pelo del protagonista resulta una buena idea como disparador argumental, tal como se presenta en los primeros minutos de la cinta. Allí surgen los otros personajes: el alcalde (Valderrama), el custodio del lugar (Rada), la bruja (Norma Argentina) y hasta un santo regidor de la Buena Vida y el Cabello. En esas escenas, Por un puñado de pelos vira a la parodia del western spaghetti –tal como ocurriera en 800 balas de Alex de la Iglesia, uno de los puntos más bajos de su obra– no sólo desde la tipología de los personajes sino también por el uso de la música y la concreción de determinadas situaciones genéricas.
Pero la película, sin derrapar al abismo, no resulta contundente ni aun en sus momentos teñidos de mayor delirio. Es que Por un puñado de pelos observa a sus materiales con demasiado respeto, acaso con cierta timidez, sin revolverse en el barro del absurdo hacia donde se dirigían los otros títulos del director y de su guionista Damián Dreizik. Las escenas se acumulan en un torbellino imparable –otra vez la cita al cine del español de De la Iglesia no es casual–, pero no siempre sumar y sumar implica ser original y eficaz en los resultados finales.
En cuanto a los actores, Vázquez carga con un peso importante dentro de la trama y gana la partida, y Rada pone cara de malo simpático, en tanto, al pibe Valderrama siempre se lo recordará por haber jugado en aquella gran selección de fútbol de su país en los años '90.