Montevideo, 1980. Víctor es un cineasta amateur a punto de vender su cámara para poder financiar una ínfima parte de su casamiento y no darle el placer de pagar todo a su futuro suegro, que le propone un puesto poco deseable en el banco que maneja. Hasta que a través de su amigo videclubista llega una oferta salvadora de un empresario no muy legal que les encarga hacer una película a él y a su amigo. Pero se trata de una película porno y Victor queda atrapado entre la espada y la pared luego de aceptar el dinero antes de enterarse del contenido.
Victor, como Frankenstein, solo cuenta con su cinefilia absoluta y una actriz porno llamada Ashley Cummings, estrella internacional, proveniente de Brasil. La conexión con ella y su propia osadía lo llevarán a planificar una versión triple X de La novia de Frankenstein. Al mismo tiempo se acerca su boda y debe mantener en secreto el contenido de su película.
Comedia moderna, al estilo de la nueva comedia americana, con ritmo, humor sofisticado y un protagonista que no tiene nada que envidiarle a Ben Stiller o Seth Rogen. Martín Piroyansky es naturalmente gracioso y aquí, en su rol de atormentado que intenta mantener la compostura y el orden donde no es posible, está brillante.
Solo le queda mal a la película algún momento dramático que pasa volando para luego recuperar el disparate. Un inteligente y logrado trabajo de comedia que vale la pena ver.