A pesar de un sólido arranque y una premisa más que interesante, las ganas por querer ser más de lo que se puede le termina jugando en contra al film, convirtiéndolo en un calvario que dista mucho de ser una película que da gracia.
Escrita y dirigida por el cineasta uruguayo Carlos Ameglio y en colaboración con Leonel D’Agostino, Bruno Cancio y Nicolás Allegro, Porno para Principiantes (2018) es una comedia negra que se centra en la vida de Víctor (Martín Piroyanski) un joven cineasta que al no tener un empleo estable como tal, trabaja en el banco de su suegro y mientras tanto aprovecha su tiempo libre para hacer diferentes cortos junto con su novia Leticia (Nuria Fló). Pero todo cambiará para Víctor cuando de buenas a primeras su buen amigo, y empleado del videoclub que él frecuenta, Anibal (Nicolás Furtado) le deslice una posibilidad de realizar su primera película como profesional. Lo que Victor no sabe es que esa película dista mucho de los clásicos que a él tanto le gustan y el film que deberá dirigir es ni más ni menos que una película porno con Ashley (Carolina Manica), una actriz del mundo xxx reconocida a nivel mundial y con un currículum más que importante. En medio de este contexto Víctor deberá arreglar su agenda para poder hacerse cargo de su película, lidiar para que su familia no se entere y coordinar su casamiento con Leticia.
A pesar de tener una premisa interesante y de catalogarse como comedia, la película sólo logra mantener la atención y el entretenimiento durante la mitad del metraje. A lo largo de la historia del cine han habido películas que retratan cómo es manejarse en la industria cinematográfica de menor presupuesto cómo Ed Wood (1994) y Bowfinger (1999), filmes que utilizan la comedia de manera efectiva para reflejar las complejidades que llevan a cabo realizar una película y que si bien tratan de géneros diferentes en sus tramas ambas logran concretar la fiel representación que se proponen. Lamentablemente para la película de Carlos Ameglio esto en su película no se da y en lugar de explotar todos los elementos que les brinda el género, el guion termina pecando de pretencioso y en la búsqueda de querer generar una trama con giros imprevistos, relaciones interpersonales y guiños cinéfilos por doquier, se termina desviando el foco y lo que durante poco más de media hora logró ser una buena comedia termina desinflándose de manera pronunciada y alarmante. En cuanto a cuestiones técnicas la película no de destaca demasiado en ningún aspecto a excepción de la puesta en escena y la fotografía que dan un panorama bastante realista de un Uruguay de fines de los setenta y principios de los ochenta bastante convincente.
Las actuaciones van de la mano con la poca solidez del guion y a medida que éste se va desinflando, las diferentes interacciones de los personajes sucumben ante las mismas dificultades. El único que logra sostener durante mayor tiempo su performance es la de Nicolás Furtado y eso se da gracias al rol de comic relief que tiene su personaje. Ni siquiera la preponderancia en escenas que tiene Piroyanski lo ayudan a conformar una actuación totalmente solida y su personaje termina siendo tedioso y bastante insoportable.
Porno para principiantes no termina de aprovechar las buenas intenciones de su premisa, principalmente por las pretensiones de un guion que en lugar de aferrarse a la simpleza busca la complejidad en la trama, buscando giros innecesarios y sin lograr conformar personajes que puedan generar alguna conexión con el espectador.