Inmunes al miedo
Siguiendo el buen camino internacional que emprendieron realizadores como Alex De La Iglesia o incluso Alejandro Amenábar, los hermanos catalanes Alex y David Pastor filmaron Portadores, largometraje de terror producido con dinero norteamericano.
Con referencias a los climas plasmados en films de Geoge A. Romero o en títulos más recientes como Soy leyenda y Exterminio, la película sumerge a sus personajes en un mundo desolado donde un extraño virus ha hecho estragos. Acá no hay zombies ni monstruos, sino que la mayor amenaza es el hombre mismo.
Si bien Portadores está correctamente filmada, con el recurso de la cámara en mano, y ambientada en alejadas carreteras, el resultado deja un sabor amargo y el terror nunca aparece. No se explican las causas de esta extraña enfermedad que se desparrama y que coloca a los protagonistas en una posición vulnerable, entre barbijos, plásticos que aislan a los sanos de los portadores, piscinas contaminadas, militares homicidas y misteriosos centros de salud donde todavía quedan algunos niños con vida.
Danny (Lou Taylor Pucci) y su hermano Brian (Chris Pine) viajan en auto hacia el Golfo de México junto a su novia Bobby y Kate, para encontrar un lugar seguro donde aislarse de la epidemia. Cuando su camioneta se rompe, y en su alocada travesía, se toparán con un padre y su pequeña contagiada (que misteriosamente son abandonados sin mayores explicaciones), como el resto de los simples mortales que son dejados de lado cuando muestran síntomas del virus. Muchas marcas y cicatrices en el cuerpo, pero poco suspenso para un film en el que el espectador es inmune al miedo.