Se necesitan dadores de ideas
La falta de nuevas ideas provoca este tipo de filmes. Remakes que, en este caso puntual, aportan lo evolucionado en materia de efectos especiales, y apenas refrescan lo ya hecho para el novel espectador que demanda una nitidez de imagen más cercana a la alta definición de sus videojuegos.
En una cabaña perdida en el bosque, donde bien podrían habitar las niñas de "Mama", se hospedan un grupo de amigos con la intención de hacerle el aguante a Mia (Jane Levy), quien debe desintoxicarse por su consumo de drogas. A poco de instalarse, un macabro hallazgo modifica la situación. Entre otras cosas, encuentran un extraño libro, forrado con piel humana y que contiene conjuros satánicos. Uno de los muchachos comete la torpeza de leerlos y entonces hace que un espíritu demoníaco se haga presente en la casa.
Como es obvio, la maligna presencia dará cuenta de cada uno de los presentes, y de las maneras más sangrientas y morbosas posibles. De eso se trata en realidad, de un festín sanguinolento para quienes gustan del gore, si importar cuan obvia sea la trama. El director cumple con el manual y consigue un buen producto de género, previsible, pero impactante a fuerza de mutilaciones, demembramientos y hectolitros de sangre, hasta lo risible.
Es muy buena la banda de sonido, hay que destacarlo, además de contar con buenos trabajos en lo técnico. Una cáscara sangrienta, de buen acabado para un contenido pobre, absolutamente prescindible.