"Sangre, furor y mates"
Cuando Sam Raimi concretó en 1981 “Evil Dead” (“Diabólico” en nuestro país) jamás imaginó que el éxito desmedido de ese trabajo lo llevaría, no solo a ser considerado automáticamente uno de los realizadores más importantes del género, sino también a tener que realizar una secuela en 1987 (en la cual se vio obligado a contar casi la misma historia por haber perdido los derechos de la original) y una tercera parte en 1992, de la cual muchos fanáticos hasta la fecha todavía exigen una continuación.
Luego vino el suceso la primera trilogía cinematográfica de “Spiderman” y la historia que ya casi todos conocemos: Durante todos esos años de éxito en el mainstream Raimi nunca se sacó de la cabeza la idea de retomar en algún momento el legado iniciado por “Evil Dead”.
Mientras todos eso pasaba en el país del norte, aquí el vecino uruguayo Fede Álvarez se empezaba a hacerse conocido en el BARS gracias a sus dos primeros cortometrajes (“El Cojonudo” y “Ataque de Pánico”) llegando incluso a ganar el premio del público por el primero (2006) y una mención especial por el segundo (2009).
Ese reconocimiento le dio un impulso enorme a “Ataque de Pánico” que, posteriormente, alcanzaría millones de visitas en Youtube y llegaría a las manos del mismísimo Raimi para que éste finalmente decidiera (no sin antes montar una pantalla de misterio alrededor) llevar a cabo una de las decisiones más injustas e innecesarias: Hacer una remake de “Evil Dead”.
Pese a la negativa de los fans y la presión que ellos mismos impusieron, Álvarez y Raimi se metieron de lleno junto a los guionistas Rodo Sayagues Mendez y Diablo Cody para contar nuevamente un verdadero clásico.
Y las pruebas son contundentes: “Posesión Infernal” es un ejemplo perfecto de que con respeto se puede obtener un producto decente que no busque superar a la original ni tampoco arruinarla.
Por eso, repito, me parece que esta remake pese a ser una buena película es completamente innecesaria.
Su principal problema es al mismo tiempo su mayor acierto: En ningún momento se propone ser superior a la obra homónima y ofrece una historia, con pequeños cambios insignificantes, que respeta las bases y las características de la misma.
Hay ejemplos de remakes que terminaron siendo superiores a las obras originales, como “El despertar del Diablo” de Alexandre Ajá, y otras que directamente arruinaron por completo grandes clásicos como ser “La niebla” de Rupert Wainwright.
Aquí en cambio quedamos varados en el medio de un dilema que nos puede arrastrar a ver nuevamente la obra original, o simplemente a disfrutar por medio de un producto más moderno las mismas sensaciones que aquella producía.
“Posesión Infernal” es un espectáculo que por ser tan violento, brutal, asqueroso, repulsivo y burdo termina homenajeando en gran forma al trabajo de Raimi, pero bajo ningún aspecto estamos frente a una reinvención, ni a una propuesta superadora.
Y es una lástima porque además de estar muy bien dirigida (es el primer largometraje de Álvarez), muy bien actuada (Jane Levy sobresale del resto), visualmente es apabullante (fotografía tremenda de Aaron Morton) y está musicalizada como los dioses (excelso trabajo de Roque Baños), esta remake difícilmente pueda dejarnos aplaudiendo de pie.
Incluso todo el gran trabajo que hicieron con los efectos especiales (a la querida y entrañable vieja escuela) en cierto punto termina estando desaprovechado cuando se utiliza para contar algo que ya vimos.
En definitiva, se disfruta bastante como fanático del terror, pero también te deja pensando: Si el talento de Álvarez y la experiencia de Raimi se hubieran puesto al servicio de una historia original, ¿No estaríamos frente a un nuevo y necesario clásico?