Recuerdo que cuando vi The Evil Dead, la original de Sam Raimi de hace treinta años, reí. Sencillamente no podía tomarme en serio lo que estaba viendo, porque era un caso evidente de esas películas malas que divierten. Con los años, esta cobró un lugar imprescindible como film de culto, además de sentar precedentes para muchas producciones que tomarían como escenario una cabaña en el bosque, cinco amigos y cualquier horror que acechara, tanto humano como sobrenatural.
Dando un salto hasta el presente, la decisión del propio Raimi de reimaginar su joya más preciada provocó un malestar general inmediato. Es imposible rehacer una obra maestra, es lo que pensaban muchos. Pero el ahora productor, logró lo impensado: le cerró la boca a todos los detractores con Evil Dead, una brutal vuelta a los bosques oscuros plagados de demonios y peligros de una manera tan siniestra, sangrienta y visceral que no deja a lugar a dudas.
Ahorrémonos la disyuntiva de discutir que son otros los tiempos y el presupuesto de cada film es diferente. Es más que obvio que una película se hizo a pulmón y la otra tuvo una producción de calibre por detrás, pero el principal apartado en el que se destaca Evil Dead es por dejar de lado el humor absurdo de la trilogía original y encaminar su historia por derroteros más serios y convencionales. En esta ocasión, los cinco jóvenes que se encuentran en la cabaña tienen una misión más orgánica y cruda que atender, además de un rápido retiro para emborracharse y tener sexo: Mia, la protagonista, tiene una grave adicción a la heroína, y para comenzar un proceso de desintoxicación, sus amigos, junto a su hermano David y su flamante nueva novia, acudirán al rescate.
Tras un prólogo bastante escueto y escalofriante se nos presenta la naturaleza de libro maldito en cuestión, que desencadenará la posesión infernal del título en castellano. Dicha vuelta de tuerca del guión le permite a la película jugar un poco con la ilusión y las visiones de un personaje dependiente de las drogas. ¿Realmente está teniendo visiones de ultratumba o los efectos de la sustancia la están consumiendo lentamente? Por muy poco que se explote esta línea de la trama, es un punto interesante que atrapa al espectador hasta que la realidad sobrenatural entra en escena y el ambiente hostil se tensa de forma exagerada. Para cuando este grupo comience a transformarse de maneras horripilantes y a atacarse entre ellos, la experiencia aterradora que prometían los pósters y los avances comienza a dejarse ver, y todos los trucos y artimañas del novato director Fede Alvarez y su co-guionista Rodo Sayagues aparecen en pantalla de forma gloriosa. El uruguayo imita pero no copia, homenajea mucho a su mentor con tomas aéreas y vueltas de cámara imposibles que recrean el espíritu de la original, pero reencarnado. No estamos ante una precuela o una secuela, es una reimaginación hecha y derecha que no sorprende con nada nuevo, pero que resulta terriblemente efectiva, un enunciado enarbolado en el hecho de que no hay efectos computarizados en todo el film, aunque ciertas escenas hagan dudar mucho de eso. Además de los magníficos efectos prácticos, los hectolitros de sangre y protésis varias que usaron Alvarez y compañía, Evil Dead sube un escalón más con la apabullante banda de sonido de Roque Baños, quien evoca diferentes sonidos y el abrumador toque de una sirena que manda más de un escalofrío por la espalda.
Heridas cortantes bien profundas, quemaduras, miembros cercenados, clavos y mutilaciones varias recorren el segundo y tercer acto del film, culminando en una escena final carmesí y violenta en todo sentido imaginable. El acotado elenco brilla cada uno por separado, aunque el peso final de todo el conjunto recae en la explosiva Jane Levy, quien sufre las peores vejaciones de toda la película y así y todo tiene que interpretar dos caras de la moneda: es la villana y la heroína al mismo tiempo. La joven es expresiva por demás, sus ojos transmiten todas las emociones que recorren su cuerpo y verla sufrir es duro. A su alrededor se encuentran unos convincentes Shiloh Fernandez como el hermano abnegado de Mia y Lou Taylor Pucci como el curioso del grupo que desata un infierno sobre él y sus compañeros. Los personajes de Jessica Lucas -avocada al género desde hace rato- y la desconocida Elizabeth Blackmore completan el equipo de los que la pasarán negras en el bosque húmedo. Ninguno saldrá indemne, todos tienen su cuota de golpes y cortes varios, así que es para aplaudir la dedicación de los cinco.
Evil Dead representa el vivo hecho de que una película puede tener partes usadas, pero si se las ensambla de una manera creativa y fresca, todo puede funcionar. No sé hasta qué punto los fanáticos de la original disfrutarán de esta nueva entrega que pierde el humor negro en pos de una realidad más oscura, pero sí puedo decir que los seguidores del horror se encontrarán con un plato muy fuerte en una obligada visita a la sala más próxima, porque Evil Dead se disfruta mucho mejor como experiencia cinematográfica en una espacio lóbrego y amplio.