Remake de atrocidades
Siendo muy amplios, puede afirmarse que hay géneros cinematográficos a los que los avances de la tecnología no le han jugado a favor. Es que lo que hasta hace años era imposible imaginar que se podía ver en pantalla, hoy es probable . Y el de terror, más que el de acción, es el género que más lo ha sufrido y menos lo ha podido aprovechar en su veta narrativa.
Si antes cortar una pierna, un brazo, una mano o una lengua era en la práctica inalcanzable, ahora hay cineastas que se regodean con ello. La saga de El juego del miedo, que empezó precisamente como un juego que planeaba hasta qué punto uno lucharía por sobrevivir, se fue, literalmente, desfigurando. Y esta remake de Diabólico cae entonces en ese mar de posibilidades visuales, descartando el elemento madre del cine de terror, que es el bienamado suspenso.
Sam Raimi dirigió The Evil Dead (aquí conocida como Diabólico) hace 32 años. Y sucede lo mismo que con La masacre de Texas, de Tobe Hooper, cuya remake era gráfica, sanguinolenta, repulsiva de ver.
Aquí, algunas cosas han cambiado -no sólo el humor- en la trama: a la cabaña en medio de un bosque solitario llegan cinco jóvenes, pero con la premisa de que deben limpiar de su adicción a las drogas a Mia. Por eso, cuando Eric abra un libro que no debía abrir, y pronuncie las palabras que no debía pronunciar, y un espíritu maligno se apodere de Mia, nadie le creerá una palabra a la pobre joven cuando la ven con los primeros síntomas de la posesión del título. Creen que son efectos de la desintoxicación.
Y así les va.
Fede Alvarez es un joven uruguayo, cuyo corto Ataque de pánico (2009, ver en YouTube) fue a manos de Raimi, quien lo apadrinó y lo puso a cargo del proyecto. Difícil saber si el mar de sangre, las mutilaciones y atrocidades en la pantalla fueron todas ideas de Alvarez o sugeridas por el director de la ATP Oz, El Poderoso. Pero el resultado es lo que cuenta, y para aquellos que gustan de tener revuelto el estómago Posesión infernal estará bien. Para los que pagan una entrada para asustarse y así y todo pasar un rato agradable, el asunto es mucho más espeso.
Los personajes son arquetípicos (el hermano de Mia, que se siente en deuda con ella; el nerd; la chica tonta) y no despiertan la menor empatía. Habrá que ver qué futuro sueña Fede Alvarez, si su inventiva visual se queda anclada en la mutilación, o se corre de registro.