Post Tenebras Lux es extraordinaria, única, incómoda. Incómoda porque en ningún momento Reygadas parece estar haciendo su film para el espectador. Las respuestas, claramente, no son fáciles (la línea temporal y espacial se encuentra alterada) pero tampoco lo es su visión con respecto a lo que sucede. En su trabajo más personal hasta la fecha, Reygadas encuentra en su infancia y su adolescencia la manera de plasmar el terror de una familia que vive en las afueras de la ciudad de México.
Tanto los primeros ocho minutos como la última media hora están recubiertos por una intensidad casi insoportable. En la primera -magistral- secuencia, el director muestra a una niña (la propia hija de Reygadas) caminando por un campo (cercano a la casa del realizador) alrededor de vacas, caballos y perros. Apenas puede hablar mientras corre, juega y observa la naturaleza -enorme, potente, amenazante-. Es inminente la tormenta, que llega con la oscuridad, tapando por completo la insignificante figura de la niña...