Antes de arrancar, debo confesar que jamás fui fan de los Power Rangers en su origen televisivo. Quiero pensar que "ya era grandecito" para engancharme con la serie y en su defecto... bueno, veía Dragon Ball Z, obvio. Así que me senté a ver esta nueva adaptación cinematográfica sin ningún tipo de expectativa propia de un fan.
A los pocos minutos de comenzada la película, y luego de una intro que no voy a spoilear acá porque está totalmente fuera de los avances previos pero brinda información interesante sobre uno de los personajes, vemos un chiste sobre masturbar a un toro. Sí, leyeron bien: en una película de "los Power" hablan sobre masturbar a un toro. Nada muy gráfico ni fuera de lugar -tampoco es American Pie esto-, pero es una clara señal de que el tono es ligeramente más adulto que el de la serie de los '90s. Porque... ya saben, los adolescentes se masturban y todo eso.
La historia a grandes rasgos ya la conocen: cinco jóvenes encuentran unas "monedas" de inmenso poder y se convierten en los Power Rangers, un grupo de defensores intergalácticos que se enfrentan a alienígenas de gomaespuma que atentan contra nuestro humilde planeta. No hay sorpresas ni necesidad de que las haya. Pero claro, estamos en el año 2017 y -supuestamente- los pibes de hoy en día ya no se comen las mismas pavadas insulsas que nosotros cuando éramos chicos. Por eso todo el primer acto de la historia se centra en hacernos conocer a los cinco jóvenes en cuestión: Jason (Dacre Montgomery), el héroe deportivo de la Secundaria que no para de meterse en problemas; Billy (RJ Cyler), un nerd con problemas de autismo que termina siendo demasiado efusivo y extrovertido para ser autista; y Kimberly (Naomi Scott), la chica popular que es discriminada por sus amigas debido a un incidente en las redes sociales (!). Si son conocedores del cine de los '80 y al principio se les hace todo muy The Breakfast Club/El Club de los Cinco cuando los tres estudiantes coinciden en "detención escolar", bueno... es porque intenta serlo.
Perdón, ¿dije "tres estudiantes"? ¿Acaso no eran cinco? Sí, de hecho lo son. El problema es que la historia claramente se enfoca en ese trío, dejando las introducciones de Zack (Ludi Lin) y Trini (Becky G) para más tarde y de manera totalmente casual. Es gracioso ver cómo el grupo le pregunta a Trini su nombre recién después de conocer a Zordon y Alpha 5. ¡Por lo menos esta vez Zordon no es racista!
La manera en la que los cinco "descubren su destino" es, de vuelta, completamente azarosa. Lejos de ser elegidos por una inteligencia superior debido a su valor y blablabla (a lo Green Lantern), da la casualidad que estos pibes justo pasaban por ahí y... bueno... una cosa llevó a la otra y ahora son Power Rangers. O intentan serlo. Porque como en toda película "de origen" del género superheroico que se precie de tal, hay un proceso de aprendizaje, de prueba y error, con el infaltable montaje de entrenamiento. Y aunque todos resultan ser nobles de corazón y se ganan su lugar, la sensación es que podría haber sido cualquier otro que justo pasara por ahí; daba lo mismo que sea Zack o "El Chino" Volpato.
Respecto a los protagonistas, esta semana se dio a conocer (de manera anticipada, claramente buscando repercusión en los medios) que uno de los personajes ahora es homosexual. No voy a decirles quién, porque en definitiva es totalmente irrelevante. Si bien el dato se presenta de manera sutil durante un momento de intimidad y sinceridad entre los personajes, luego no se retoma en ningún momento de la historia, por lo que carece de cualquier tipo de profundidad dramática. ¿Qué sentido narrativo tiene entonces? El único problema con la inclusión es cuando se percibe más como un guiño a las boleterías y a los titulares que como un intento genuino de sumar a la comunidad LGBT.
A decir verdad, varias cosas son irrelevantes y sin sentido en Power Rangers. Desde el plan de la villana Rita Repulsa que consiste en robar oro para construir un monstruo gigante ¡de oro! que arrase el pueblo (a lo Stay Puft Marshmallow en Ghosbusters), pasando en cómo puede ser que un androide que estuvo enterrado 65 millones de años hable perfecto idioma inglés (coloquialismos incluidos), un intento de twist al cierre del segundo acto (que, aún si no hubieras visto ni un solo trailer, es más que obvio que se va a resolver rápidamente), y terminando en cómo carajo los protagonistas aprenden a manejar robots gigantes en cuestión de minutos (¡yo tardé casi un día en sincronizar mi Samsung Galaxy con mi cuenta de Gmail!). Pero... hey, no lo jodimos en su momento a Optimus Prime con el temita del idioma, tampoco hay que ser muy exigentes ahora. Uno debe saber perfectamente que, en el momento que ingresa a ver este tipo de películas, la lógica y el razonamiento quedan fuera de la sala.
Ya que mencionamos a Rita Repulsa, hablemos de ella y del resto del elenco. Elizabeth Banks comienza con un look y gestos más cercanos a Evil Dead que a la versión televisiva, para paulatinamente ir cobrando forma, color y teatralidad, como Dios manda: ¡no sería una villana de los Power si no fuera exagerada! A Bryan Cranston lo bancamos en absolutamente todo, incluso cuando es una caripela gigante dentro de una pared; nos cae bien Zordon porque los bardea a los Powers y porque suena como Heisenberg, obvio. Para terminar, Bill Hader le pone la voz a Alpha 5 y, más allá del "¡Ay ay ay ay ay!", en más de una oportunidad logra sumar con su interpretación. En líneas generales, cada uno de los tres cumple con lo que se les pide (que tampoco es mucho).
Por el lado visual, la cinta es más que correcta: lo importante acá es el combate final de los Zords contra Goldar, y ciertamente no está mal. En los planos generales de los Zords corriendo/volando hay cierto look "de juguete" que rememora las escenas de la serie original. Se nota que la intención de los realizadores fue capturar algo de aquella nostalgia, ese feeling medio pedorro, y eso debe respetarse y valorarse, te guste o no. Ojo, los efectos distan muuucho de ser Kong: Skull Island, o hasta de Pacific Rim. No obstante, lo que debería haber sido LA escena, lo que debería haber sido la "money shot" (hablo de la formación de Megazord en la pelea final), pierde casi todo el impacto porque es mostrada a medias y, otra vez, se siente azarosa e injustificada.
Por si aún no había quedado claro, si sos un viejo fan de la serie seguramente disfrutes Power Rangers más que yo. Varias personas en la sala aplaudieron y festejaron algunos de los chistes, sin mencionar los inevitables cameos y la ya clásica escena post-créditos (sí, quedáte hasta el final). Y está bien, porque esta película está hecha para ellos. El resto de los espectadores no la va a pasar mal; yo no me aburrí ni me quedé dormido, por ejemplo. Pero tampoco se van a ir con nada encima o totalmente obnubilados por la experiencia; va a ser "una más del montón".
O quizás te pase como a mí, que de tanto hablar de "mórfosis esto", "mórfosis lo otro", salí de la sala con hambre y me morfé un tostado de jamón y queso en el bar de enfrente.
VEREDICTO: 6.0 - MEH-Gazord
Quizás lo peor que tenga Power Rangers (incluso por encima de los elementos sin sentido del guión) es que, si no sos fan de la serie original, tampoco vas a convertirte en uno al salir del cine; simplemente va a ser una más del extenso listado de películas de "Gente Disfrazada Aprendiendo Todo con Suma Facilidad". Si veías la serie en tu infancia, ni lo dudes: seguramente salgas satisfecho. Pero si querés ver adolescentes aprendiendo a controlar robots gigantes y a ser un verdadero equipo, mejor quedáte mirando la primera temporada de Voltron: Legendary Defender en Netflix.